En otras columnas he escrito que la generación de los 80 nació para aprobar la nueva Constitución, ya que es la culminación de un trabajo de 40 años o que el plebiscito de salida es un cara o sello que marca posiciones ideológicas desde el plebiscito del 88, y reflexionaba que quizás he sido mezquino al hacer ese juicio; sin embargo, al ver la foto de algunos expersoneros de la Concertación arrogándose la posición de centroizquierda, creo que vuelven a hacer sentido mis análisis previos. Si bien compartimos gobierno y proyectos de sociedad, no es menos cierto que siempre nuestras alianzas tuvieron dos almas, y una de ellas ejercía presión desde las fuerzas ultraconservadoras, haciendo inclinar las decisiones a posiciones más de centro, con cierta inclinación a la derecha, bajo amenaza de romper la coalición. Como alguna vez critiqué públicamente, a muchos mandatarios podemos cuestionarles su domicilio conocido en la centroizquierda, y son esos mismos los que atornillaron en contra de las reformas de Bachelet, los que hoy posan sin dudar por la opción contraria a la de sus partidos y sus bases militantes. Una élite privilegiada y solo eso, y verlos me da una razón para votar Apruebo.
Siempre es bueno saber quiénes somos. La autodepuración, el reposicionamiento de nuestras bases ideológicas, la definición y construcción de nuestras alianzas, sin duda tendrán un nuevo enfoque, con nuevas exigencias. Eso nos lleva a preguntarnos ¿por qué todos los partidos de la Concertación y de la Nueva Mayoría están por el Apruebo? Sin duda hay muchas razones para ello.
A modo de orientación es bueno recordar que Lagos ha planteado que “en caso que ganara el Apruebo tenemos una gran ventaja, sabemos cuáles son aquellas cosas indispensables a hacer de acuerdo a la Constitución, en el afán de aportarle mejorías a su texto”. Mientras que la presidenta Bachelet en forma más decidida concluye que “aprobar esta nueva Constitución es el mejor punto de partida para hacer realidad lo que tanto tiempo nos fue negado. Con el Apruebo es más fácil conducir las transformaciones y llegar más lejos”. Ambos expresidentes reconocen imperfecciones o puntos a corregir, pero ambos apuntan que la vía para esto es votar Apruebo.
Las razones son varias y se resumen en el articulo N° 1: “Chile es un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico”. Los que marcharon y exigieron un nuevo Chile más digno y justo sin duda encuentran aquí una respuesta a sus demandas. Más derechos garantizados, mayor participación con democracia directa, descentralización de los territorios, reconocimiento a nuestros pueblos originarios, obligación de defensa al medio ambiente, todo en un mismo inciso. Sumado al inciso dos del mismo artículo que nos declara una república inclusiva y paritaria, como una forma de justicia y empoderamiento hacia las mujeres.
Sistemáticamente quienes hoy hacen promesas de reformar la actual Constitución han tenido posturas obstruccionistas a las reformas sustanciales y han alterado la voluntad popular expresada en las urnas a través de las ventajas que esta les ha entregado. ¿Por qué hoy después de 40 años sus voluntades serían distintas? ¿De ganar ellos, quiénes escribirán las reformas, ciudadanos electos o ciudadanos designados por ellos? Cuando los veo hoy dispuestos a mentir y alterar el texto de la propuesta las preguntas se responden solas.
Por último, dos cosas, (1) aprobar el plebiscito no deja margen a la cocina, a los acuerdos truchos, a exponernos a promesas que luego no se cumplen, a los cambios antojadizos de los parlamentarios y grupos privilegiados, y (2) votar Apruebo es fortalecer los procesos democráticos en tiempos en que nuestra democracia está en crisis. Yo apruebo.