Fue en julio, pero de 1910, que la Isla de Chiloé nos entregaba a un talentoso joven, Francisco Coloane, quien destacó por sus particulares aptitudes como escritor, haciendo de Magallanes su tema más recurrente. Muchos recibimos la lamentable noticia de su partida en 2002, habiendo construido un legado que entregó a través de obras literarias mucho a la Región de Magallanes. Pese a no haber nacido en esta austral región, fue un magallánico adoptado por esta tierra, por esa tierra rural que compone la mayor parte de nuestro territorio.
Terminó sus estudios medios en el Liceo San José de Punta Arenas, y llevó a las letras la historia de vida de muchos hombres magallánicos reales, en el campo y en el mar, Coloane fue un chilote, que vivió y trabajó en esta tierra, sirviendo de inspiración para que, con su mente y su pluma, pudiese inmortalizar nuestros paisajes en páginas de libros que recorren el mundo.
Coloane, escribió lo que vivió en primera persona, conoció las carencias de una vida esforzada, trabajó en las Estancias y desayunó capón. Sin miedo a las aventuras navegó por estos canales del fin del mundo, cargó con sus propias manos fardos, y conoció ese frío que cala los huesos y causa dolor en el rostro.
Fue un escritor atípico, cuya propia vida se cruzó con sus personajes, sin ser un relato autobiográfico, él no era parte de la obra, pero sí un observador en primera persona. Fue parte de la llamada “Generación de 1942”, el también llamado “novelista del sur austral”, pudo relatar todo lo extenso de nuestra región, desde los parajes rurales, la vida del barco e incluso la Antártica. Tuvo también un breve pasado en la Armada de Chile, en donde dicha experiencia pudo canalizarla en una obra que todo escolar en Chile debe haber leído, “El Último Grumete de la Baquedano”, obra que fue creada en sólo quince días y que vio la luz en 1941, asimismo, fue llevada al cine, dando inicio a su obra son un sello tan singular, austral y regional.
Autodidacta de oficios y también como escritor, y sin estudios superiores formales, Coloane se ganó la vida en distintos trabajos, que no sólo le dieron sustento económico, sino que también le brindaron la materia prima para dar vida a diversas obras literarias, que se vieron concretadas en libros y en la prensa escrita.
La Región de Magallanes y Antártica Chilena, es desde Puerto Edén hasta el Glaciar Unión, el mundo en que vivió Coloane, un hijo de Ballenero, que fue homenajeado en vida como Premio Nacional de Literatura en 1964, junto a otros reconocimientos nacionales y extranjeros que recibió, en sus más de 90 años de vida.
Historias de marinos y balleneros; pastores de estancia, puesteros y esquiladores; pescadores y buzos; nieve y sol; viento y tormenta, llenan sus páginas, que inmortalizan a Magallanes y a su gente.
Gracias Francisco, eternamente gracias.