Los límites son las barreras invisibles que establecen las personas cuando se relacionan con otros. Estos son muy importantes para establecer relaciones fructíferas. Por lo tanto, es primordial saber cómo reaccionar frente a los límites ajenos. Para lograr este objetivo, hay que tener presente la diferencia entre la comunicación verbal de la no verbal. La comunicación verbal es la que se establece a partir de signos y símbolos lingüísticos transmitidos mediante la palabra hablada o escrita. Por su parte, la comunicación no verbal es aquella que se establece mediante el llamado lenguaje del cuerpo.
En cuanto a los límites verbales hay que tener presente lo siguiente:
- Comuníquese claramente y haga preguntas. Esto es esencial para comprender dónde están los límites ajenos. Hay que prestar atención a cómo la otra persona responde en la conversación. ¿Están dando razones para terminar el diálogo o para alejarse de usted? Si no está seguro, haga preguntas, dele la opción al otro de indicar su límite, para que usted sepa si está invadiéndolo o no.
- Acepte lo que la otra persona está expresando. Lo que el otro está comunicando es válido. Los límites del otro pueden no tener sentido para usted, pero siguen siendo sus límites y por ello deben respetarse. Si siente que no puede o no quiere respetar dichos límites, entonces una buena opción podría ser alejarse de esa persona y relacionarse con otros, que estén más en línea que usted considera aceptable.
- Respete la autonomía del otro. A veces las personas sobrepasan los límites ajenos, porque creen que saben lo que es mejor para la vida del otro. Pueden tener un deseo genuino de proteger y ayudar, pero aparte de violar los límites ajenos, evitan que la persona aprenda por su propia experiencia y desarrolle habilidades útiles que necesitará para su vida y para las relaciones con los demás.
En cuanto a la comunicación no verbal. Hay que tener claro que no existen los mismos límites para diferentes tipos de relaciones. Algunas requerirán mayor cercanía física y emocional, mientras que otros precisarán una distancia más amplia y con un menor contacto físico. Por ejemplo, existe la llamada zona intima que es la más cercana y está destinada a personas esenciales, como esposos, hijos o familiares muy cercanos. En esta zona, el contacto físico es esperado y cómodo, y la distancia suele ser de aproximadamente 45 cm. En este espacio se desarrollan relaciones afectivas y de máxima intimidad. Por lo cual, si un extraño cruza este límite será inmediatamente rechazado. Por otra parte, existe la llamada zona social la cual abarca desde 1 metro hasta 3.5 metros y se utiliza con personas fuera del círculo íntimo. En esta distancia, se intercambian cuestiones no personales y se establecen relaciones más formales, como las de índole laboral o social.
No hay que olvidar que saber respetar los límites ajenos, es una forma de relacionarse con los otros de forma sana, sensata y equilibrada.