La crisis que enfrenta nuestro país, nuestra región, en los más diversos aspectos del diario vivir, nos mantiene tensos, con los dientes apretados, juntando rabia.

Esta crisis, ya innegable, se ve favorecida por la ineptitud de quienes debieran adoptar medidas más eficaces y eficientes para combatirla como debe ser, en beneficio de todos.

Pero, lamentablemente, no es así y pruebas al canto porque la delincuencia, cada vez más extendida, incluso a nuestra región, cada día más cruel, más violenta, más sanguinaria, más audaz y mejor armada, dotada de medios (dinero, armas, más “soldados”), tanto que supera las medidas, las estrategias, las tácticas y el trabajo de nuestras policías y sus esforzados y muchas veces incomprendidos funcionarios, pese  una administración a una justicia de eficiencia más que discutible.

Los niños y niñas asesinados a balazos; las mujeres y varones heridos por las balas locas, no sólo en los barrios capitalinos; los asaltos, los “portonazos”, las encerronas, el narcotráfico, en fin, la lista es larga.

Y por eso y por mucho más, estamos acongojados, con angustia y con los dientes apretados por la rabia sorda de vivir en un país que, en una región que amamos y que nos cambiaron en tan poco tiempo.

Porque eso no es todo.

Un voraz incendio no sólo destruyó una planta salmonera sino que destruyó los anhelos de centenares de trabajadores y trabajadoras y sus familias: 730 cesantes han recibido ofertas de apenas 200 empleos y todos sabemos lo que es la cesantía -y mi familia y yo lo sabemos muy bien, si ustedes supieran a manos de quienes quedé cesante–, se acumulan boletas, se agota la despensa y se junta rabia y desesperación.

Y los que aún pueden hacerlo, ven, con los dientes apretados, el alza del costo de la vida porque el carro del “super” sólo es carrito y no siempre con lo más necesario porque las monedas no alcanzan… Y la bencina y el petróleo y el gas… y los útiles escolares… y los uniformes…

Pero las cuentas y cuentos oficiales son otros, porque el oficialismo vive en otro mundo; también los 100 mil nuevos funcionarios públicos muy bien pagados para, la gran mayoría, hacer activismo político en un año electoral mientras otros sí trabajan y otros tienen “fundaciones”, “convenios o van a los tribunales como imputados, mentirosos testigos o están presos en Antofagasta, Puerto Montt o… modelando ropa interior femenina de primera calidad…

Pero, la llama encendida no se apagará y debemos mantener la Esperanza de que el “Homo Ineptus Rex” y sus secuaces, serán desplazados por el voto de los chilenos y confiemos en que no prosigan la destrucción de una Patria que era próspera, por remotas naciones respetada, altiva, gallarda, belicosa, que no ha sido por rey jamás regida (aunque a Maduro y sus cómplices les gusta la idea y en eso ya están desde hace un par de años) ni a extranjero dominio sometida, como describiera Ercilla y Zúñiga a nuestros ancestros araucanos.