Desde la tarde del viernes 5 de julio pasado que Carolina Cid no sabe nada de su esposo, el magallánico Eduardo Ríos Silva, de 37 años, asentado desde 2006 en Concepción, capital del Biobío.
En grupos de redes sociales de Punta Arenas fue que comenzó a compartirse la noticia: se le perdió el rastro esa misma jornada, a las 19:10 horas, al salir de su trabajo, en Buses Hualpén, donde cumplía labores administrativas en la subgerencia de Recursos Humanos. Vestía pantalón beige y una chaqueta gris.
Ese día transcurrió como muchos otros. Carolina subía a su pareja al auto y a las dos hijas que tienen en común, de 4 y 6 años. Primero iban al colegio, luego al trabajo de él. En la tarde, primero pasaba a buscar a las niñas, y después a él. “Y no me llamó para ir a buscarlo”, dijo.
A las 10:00 horas del viernes, la esposa le escribió “y me contestó. Después seguí mandándole mensajes por WhatsApp y no contestaba, salía el visto. No me respondió nada”, recordó.
Las pesquisas de Carabineros permitieron establecer la hora de término de la jornada laboral. Después de eso, “no se sabe nada. A las 20:30 ya lo llamaba y me tiraba a buzón de voz”, relató.
Se habían conocido en un matrimonio y conectaron “inmediatamente. Nunca pensamos en quedar tanto tiempo juntos, porque yo soy siete años mayor que él. Nos seguimos viendo, seguimos saliendo. Él es un caballero, siempre lo fue; una linda persona, un buen papá, el mejor de todos, daba todo por sus hijas, que son súper paponas y lo extrañan”, contó después Carolina.
Familia en Punta Arenas
Las redes familiares de Eduardo están en Punta Arenas; en Hualpén hay solo compañeros de trabajo que han hecho la ruta que separa la oficina de la casa familiar y que, a esta altura, dos días después de que se le perdiera la pista, Carolina agradece. A ellos “a mi familia, que no me ha abandonado, y a su familia en Punta Arenas, que están muy preocupados, con quienes estamos constantemente hablando”.
El Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) de Carabineros se encuentra realizando pesquisas en el río y la desembocadura del Río Biobío. También se han desplegado buzos y drones. Ella no ha podido ir “porque me tengo que quedar con las niñas”. “Esto puede tardar mucho. Nosotros tenemos que seguir nuestra vida con las niñas, que se sientan apoyadas, haciendo su vida normal porque son pequeñas, no van a entenderlo”.
Cualquier información de su paradero llamar al +569 9 718 3201.