El planeta es afectado cíclicamente por diversos fenómenos climáticos, siendo unos de los más conocidos el Niño, responsable de las lluvias e inundaciones que sufrió parte de Chile en 2023 y lo que va de 2024. A diferencia de otras ocasiones el fenómeno del Niño en esta última ocasión vino acompañado de altas temperaturas, batiendo varios récords y tipificando al año 2023 como el más caluroso desde que se tiene registro en el planeta. Sin embargo, el segundo semestre de 2024 se proyecta la llegada del opuesto al Niño, el fenómeno climático conocido como La Niña. Este fenómeno se caracteriza por la tendencia a bajar en varios grados la temperatura media superficial del mar. En el caso de nuestro país, la llegada de este fenómeno se asocia con menos precipitaciones de las normales, temperaturas más frías en invierno y veranos menos calurosos. Sumado a esto, las condiciones propician la generación de las heladas en buena parte del país. Lo más complicado y que nos debe llevar a tomar resguardos es que el fenómeno de La Niña en Chile está vinculado a sequías. Por ahora Chile se encuentra en una etapa de transición y las lluvias y heladas se entremezclan. Pero el fenómeno de La Niña pronto llegará.
Desde el año 2009 hasta el 2022 Chile atravesó por una prolongada sequía, siendo la peor en muchas décadas, provocando una crisis de disponibilidad de agua con fuerte repercusiones para las personas, la naturaleza y la economía. Muchas lagunas, ríos, embalses y pozos de la zona centro sur de Chile se secaron completamente, provocando grandes pérdidas entre agricultores y ganaderos. Magallanes no se escapó a este fenómeno y por primera vez en su historia el gobierno declaró nuestra región como zona de emergencia agrícola. Algunas consecuencias recordadas fueron la laguna Pudeto seca o el avance de dunas en laguna Blanca, pero además el sector ganadero debió reducir la cantidad de ganado y el sector agrícola paró la producción por falta de agua en la época estival. Traigo a la memoria lo anterior porque la llegada del fenómeno de La Niña, sumando al cambio climático global, volverá a propiciar dichos problemas.
La pregunta que de seguro se nos viene a la mente es ¿qué hemos aprendido de este fenómeno y como nos hemos preparado para adaptarnos a la escasez hídrica? Seguramente las nevadas de este invierno nos permitirán acumular agua en los campos para el verano, lo cual nos da tiempo para poder prepararnos para un escenario de sequía próximo. Pero no nos engañemos debemos invertir en conocimiento, investigación y tecnología, para entender y proponer soluciones al fenómeno, asociado a proyectar fuertes recursos en infraestructura para hacer frente al déficit hídrico que afectará la región y que con seguridad tendrá fuerte repercusiones sobre nuestra economía.
Debemos proteger las cuencas hídricas y los ecosistemas asociadas ante las amenazas del poblamiento humano. Cada vez más parcelas se instalan cerca de las cuencas hídricas o vehículos por conexión o entretenimiento (motos y cuatrimotos) generan daño en la red hídrica. Debemos planificar la expansión de las ciudades considerando la distribución, gestión y cuidado del agua. Debemos invertir en seguridad agroalimentaria para adquirir los insumos que permitan afrontar la crisis que representa la sequía (acumular es una opción por medio de APR y guateros, e invertir en distribución desde zonas de abundancia del recurso, es otra). En cuanto a flora y fauna nativa debemos documentar el impacto sobre las especies y sus ecosistemas procurando no generar acciones que perjudiquen más su adaptación y de ser necesario tomar medidas de protección.
Seguramente el nuevo Plan de Zonas Extremas y la cartera de proyectos del FNDR y sectoriales nos presentarán proyectos que nos permitan enfrentar un escenario adverso en términos hídricos; sin embargo, resulta necesario involucrar a la ciudadanía a la planificación del escenario a corto y mediano plazo, junto con entender que se requiere hacer la inversión ahora. Resulta indispensable que todos nos involucremos y participemos en la búsqueda y concreción de soluciones. Resulta indispensable adelantarnos y tomar resguardo frente a una crisis anunciada y segura.