La historia del Territorio Chileno Antártico tiene diversos episodios, entre los cuales se han perdido nombres y también existe un desconocimiento, lo cual es producto del devenir del tiempo y la falta de registro, aun cuando la tecnología nos asombra con archivos digitalizados o entrevistas que, por iniciativas de investigadores, se han dado a conocer en los últimos años.
Es el caso de Romilio Canales quien, como miembro de la Armada de Chile, participó con el grado de Marinero Primero en la Primera Expedición Antártica Chilena, siendo testigo y protagonista de diferentes acontecimientos en aquella epopeya donde un puñado de chilenos realizó un acto de soberanía efectiva, clave para nuestra Patria.
El investigador Ernesto Paredes, con ágil olfato y proactiva actitud, conoció al protagonista de la presente historia en Villa Alemana, cuando Canales ya contaba con 92 años. Sin embargo, le fue suficiente una breve conversación para aventurarse a registrar un testimonio particular de aquella primera expedición de la Armada al Territorio Chileno Antártico, recabando detalles que no se encuentran registrados en bitácoras, partes de viaje, ensayos o libros, trasladándonos a aquellos vientos antárticos de 1947 para conocer circunstancias desconocidas, incluso, para historiadores o investigadores.
EN LA PRIMERA EXPEDICIÓN ANTÁRTICA CHILENA
En 1946, el entonces marinero 1° Romilio Canales era parte de la dotación de la fragata “Iquique”. Le tocó así participar en los preparativos de la primera expedición de la Armada hacia el continente blanco, ampliamente documentados están los preparativos, así como los objetivos que referían a la fundación de una estación (base) nacional y realizar tareas de exploración hidrográfica, construcción de señalización marítima y otros registros.
El marinero Canales tuvo que participar en las extensas faenas de carga y descarga de material, cruzar los canales australes y enfrentar el mítico Mar de Drake, teniendo que participar en las faenas de construcción de la primera base chilena en la Antártica, siendo uno de los tantos hombres que fueron testigos de estos importantes momentos.
Además de las tareas mencionadas, de las cuales participaron miembros también del Transporte “Angamos” de la Armada, a Canales se le asignó una particular tarea, la cual sería de exclusiva responsabilidad: debía estar a cargo de los pabellones patrios, que serían instalados en distintos lugares del Territorio Chileno Antártico.
Canales recuerda que “eran seis banderas las que tenía que instalar, entre ellas la de la Radioestación Telegráfica y Meteorológica “Soberanía”, (actual Base Naval Antártica “Arturo Prat”), lo importante de esto no era que necesariamente se vieran, sino que estuviesen como acto soberano de nuestro país en la Antártica, para lo cual tuve que ir, junto a otros marinos, a distintos puntos a instalarlas”.
“Teníamos que hacerlo superando el frío, así como también ingeniándonos la elaboración de banderas de lata, las cuales fueron instaladas”, comenta Romilio Canales.
PRIMER CHILENO EN PISAR AL SUR DEL CÍRCULO POLAR
Tras haber completado las tareas de la fundación de la base nacional, la Fragata “Iquique” se dirigió al sur del Círculo Polar Antártico, en cumplimiento de tareas de exploración hidrográfica.
Siguiendo las tradiciones, se realizó un “bautizo”, ceremonia simbólica para resaltar el hito de aquellos marinos que eran pioneros en las aguas polares, recordando Canales que “se hizo una ceremonia, en donde se nos bautizaba, similar a la que se realiza a los marinos cuando cruzan por primera vez la línea del Ecuador. Acá, sin embargo, no nos tiramos a nadar al agua, sino que nos ungieron y nos echaron un trozo de hielo en la espalda… fue una sensación de tremendo frío, pero era una tradición que nos animó en el desarrollo de la tarea”.
PISANDO CON DIRECCIÓN AL POLO
La evidencia de este trascendental hecho, fue reflejada en la hoja de servicio del entonces marinero 1° Romilio Canales, siendo firmado por el mismo comandante en jefe de la Armada de la época, antecedente que da veracidad a un hecho tremendamente significativo en nuestra historia patria.
Canales recuerda que “con la misión de ir a instalar una bandera chilena en Bahía Margarita, junto a otros tres marinos, nos embarcamos en un bote, remando desde la fragata “Iquique” hasta la costa…es importante señalar que por falta de cartas náuticas y sondaje, la unidad no se acercó más…al faltar unos cincuenta centímetros antes de llegar a la orilla, sin pensarlo, me lancé y puse mi pie en tierra, siendo aplaudido por el resto de la comisión… fui el primero en pisar al sur del círculo polar”.
Recuerda que “bajamos a tierra, recorrimos parte del sector e instalamos la bandera chilena, haciendo soberanía en la Antártica, es algo importante pues estábamos representando al país, y ahí se quedó”.
Al concluir su misión junto a los otros marinos, fueron felicitados a bordo de la fragata “Iquique”, reflejándose la correspondiente anotación en la bitácora de la unidad e informando posteriormente a la superioridad institucional, la cual registró el hecho en la hoja de vida de Romilio Canales. Posteriormente, tras el levantamiento hidrográfico y el levantamiento del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada, se denominó uno de los islotes en Bahía Margarita con el apellido del primer chileno en pisar al sur del Círculo Polar Antártico, siendo hasta el día de hoy reconocido como “Islote Canales”.
Es de esta manera que el apellido “Canales” es parte de nuestra historia en el Territorio Chileno Antártico, silencioso testigo de un hecho clave en la soberanía efectiva de nuestra patria en el continente blanco, el cual rescatado por un hábil investigador hoy se encuentra disponible para estudiosos, recordándonos una historia épica de sacrificio, voluntad y entrega, tal como muchas que se han desarrollado entre los témpanos, venticas y maravillas, forjando aquella frase mítica de nuestra Armada: “Así la proa… Chile al sur limita con el polo”.