En línea con las expectativas del mercado y por unanimidad, el Consejo de Banco Central decidió rebajar la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 25 puntos base, pasando del 5,25% al 5%.
Se trata de la última decisión en política monetaria del año, y ad portas de que su par estadounidense, la Reserva Federal (Fed), también se pronuncie sobre los tipos de interés.
Uno de los aspectos destacados en su comunicado oficial, es que el “panorama inflacionario de corto plazo se ha tornado más desafiante, producto de mayores presiones de costos que, en el escenario central de proyección del Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre, harán fluctuar la inflación en torno al 5%” en el primer semestre del próximo año.
Con todo, el ente emisor asegura que la mayor debilidad de la demanda interna mitigará las presiones de la inflación “en el mediano plazo”.
A nivel internacional, el Banco Central destaca que la actividad en Estados Unidos demuestra resiliencia y el mercado laboral continúa con su proceso de ajuste “más allá de cierta volatilidad en las últimas cifras”. Esto ha llevado a una especie de “ralentización” sobre las proyecciones de la trayectoria de tasas de la Fed.
En China, “la actividad ha seguido dando señales de debilidad, pese a la mejora de algunas cifras en el margen”. Las perspectivas sobre el país asiático, junto a la evolución del dólar, han llevado a que el cobre caiga hasta alrededor de los US$4 la libra.
También destaca “el aumento de la incertidumbre, con focos en factores como las tensiones bélicas vigentes, los temores en torno a la situación fiscal global, el impacto de una posible reconfiguración del comercio internacional, además de las dudas respecto de las políticas que adoptará el nuevo gobierno de Estados Unidos”.
En respuesta, los mercados han reaccionado con aumentos de tasas de interés de largo plazo y una apreciación del dólar.