La llegada de Año Nuevo es sinónimo de celebraciones, de abrazos, risas y de fuegos artificiales iluminando el cielo nocturno. Sin embargo, detrás de esa belleza efímera, se esconde un grave peligro: las quemaduras. Durante las festividades, millones de personas alrededor del mundo se exponen a este riesgo, a menudo sin ser plenamente conscientes de las consecuencias que un mal manejo de estos artefactos puede ocasionar.
Las quemaduras causadas por fuegos artificiales son una de las principales lesiones en estas fechas, especialmente en niños y jóvenes. Según diversas estadísticas, las emergencias relacionadas con fuegos artificiales aumentan notablemente en las vísperas de Año Nuevo, siendo una de las causas más comunes las explosiones o el contacto directo con los artefactos al mal encenderlos o manipularlos. Estas heridas pueden variar desde leves hasta graves, afectando tanto la piel como los ojos e incluso resultando en daños permanentes.
El problema radica no solo en el manejo imprudente de los fuegos artificiales, sino también en la cultura de la celebración que los involucra, muchas veces sin pensar en las precauciones necesarias. No se trata de privarnos del espectáculo visual que ofrecen, sino de celebrar de manera segura, para evitar que la diversión termine en tragedia. La educación sobre el uso responsable de estos artefactos y el fomento de alternativas más seguras, como los espectáculos pirotécnicos profesionales, son fundamentales para reducir los riesgos.
Además, debemos considerar el impacto que los fuegos artificiales tienen en los animales y en las personas con condiciones de salud delicadas, como aquellos con trastornos auditivos o cardíacos. En este contexto, el uso de pirotecnia responsable no solo es una cuestión de seguridad personal, sino también de respeto por el entorno y las personas vulnerables.
La belleza de las luces no debería verse empañada por la tragedia de las quemaduras. Evitemos el uso imprudente de fuegos artificiales y busquemos formas de celebrar que garanticen un Año Nuevo lleno de alegría y sin lamentaciones.