El 5 de febrero de 1995 se inauguró oficialmente una de las principales bases chilenas en el continente blanco, la cual con una orientación científica es parte de los diferentes esfuerzos de Chile para comprender los diferentes fenómenos y características de uno de los rincones más hostiles y maravilloso del mundo.
Los trabajos de su construcción no estuvieron exentos de problemas. Determinar el lugar y también desplegar los esfuerzos para materializarla, conllevaron a una serie de estudios y ardua planificación, siendo elegido el emplazamiento en Península Fildes, Isla Rey Jorge en las islas Shetland del Sur en el Territorio Chileno Antártico, específicamente en latitud 62° 12’ 57” S y longitud 58° 57’ 35” W.
Primera dotación
La primera dotación de la base estuvo compuesta por Sebastián de la Carrera Díaz, jefe de la Base; Mónica Santana Reyes, secretaria; y el ingeniero Jorge Oyarzún Urzúa, quien se desempeñó como inspector fiscal. La base fue cerrada en marzo de 1996, aunque luego, esporádicamente, se abrió en el curso del año para comprobar su funcionamiento y estado.
Para la XXXIII Expedición Científica Antártica (ECA), en enero de 1997, las instalaciones fueron nuevamente abiertas. En ese mismo período se continuó con las obras de ampliación de la base, la cual consistió en construir dos módulos más, uno para albergar 12 científicos y el otro como oficina del jefe de Base, sala de reuniones, sala de secretaría y con disponibilidad para tres laboratorios.