José Miguel Cid es uno de los empresarios turísticos más antiguos de Natales. Recuerda cuando hace décadas un descendiente inglés, veterano de guerra y cercano a su familia, Ricardo Scott, inició los recorridos turísticos en un Torres del Paine, virgen y lleno de vida. “Él venía con un turista o dos y se tomaban fotos. Algunos eran camaradas de guerra suyos que los invitaba, y así empezó, de a poco, poco a poco a generar interés afuera y así empezó a llegar gente del extranjero”.
Ahora, eso ha cambiado pero para peor, dice, producto de la gran cantidad de vehículos que transita a diario por un parque cuyos caminos se deterioran rápidamente.
Caótico
“El tema es la calamina que se produce en el camino. Pasa la máquina y está todo bien, pero el tema es que pasan cada 15 o 20 días y después de una semana, vuelve la calamina y olvídate. Este año ha sido caótico. Ahora, hubo una reunión y volvió a pasar la máquina, desde la subida a Laguna Amarga hasta el cruce con el lago Sarmiento, pero de ahí para allá es un desastre igual”, comentó.
Deplorable
A esto se suma la gran cantidad de vehículos que ha inundado el parque, con graves resultados, denuncia. “El parque ahora está completamente deplorable, sobre todo en las orillas de los caminos, donde ya no ves un ñandú o un animal corriendo”.
-¿Tanto así, deplorable?
“Deplorable por toda la contaminación que hay y se ve bastante. Hace 30 años, había flora y fauna a la orilla del camino y nosotros podíamos llevar a la gente en un minibús siguiendo un circuito, en forma responsable... pero ahora no hay nada, pura tierra, polvo, papeles sucios tirados al lado del camino y vehículos rent a car por todos lados”.