Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile, ha sido testigo de un crecimiento sostenido en la última década, lo que ha dado lugar a un aumento en la cantidad de vehículos y, con ello, una mayor presión sobre la infraestructura vial. Sin embargo, la condición de algunas calles de la ciudad sigue siendo motivo de preocupación para los conductores y peatones.
Las calles de Punta Arenas, tanto en sectores más antiguos o menos transitados y en aquellos más transitados, presentan una serie de deficiencias que representan un peligro real para la seguridad vial. Un claro ejemplo de esto es la Avenida Colón, donde los baches y socavones se han convertido en un obstáculo constante para los vehículos. Los conductores se ven obligados a maniobrar y desviar sus vehículos para evitar estos denominados “eventos”, lo que aumenta el riesgo de accidentes. Además, en días de lluvia, estos baches se convierten en pequeños charcos que ocultan el verdadero tamaño del daño en el pavimento, haciendo aún más difícil la tarea de esquivarlos.
Por otro lado, la calle Chiloé, en el sector norte, también presenta condiciones deplorables. En varias zonas de esta vía, los agujeros no solo son profundos, sino que se encuentran distribuidos a lo largo de toda la calle, creando una suerte de campo minado que pone en peligro tanto a quienes conducen como a quienes caminan por allí. Si bien algunas calles han sido reparadas de manera parcial, la falta de un mantenimiento adecuado hace que los trabajos sean insuficientes.
Este problema no solo afecta a los conductores locales, sino que también impacta negativamente en los turistas que visitan la ciudad y esperan encontrar una infraestructura vial en buen estado. Los accidentes por desvíos bruscos, caídas de motociclistas o daños en vehículos han aumentado, y es necesario que las autoridades locales tomen medidas inmediatas.
Es fundamental que las autoridades locales y regionales, implemente un plan de reparación y mantenimiento continuo, que contemple no solo parches temporales, sino una renovación estructural de las calles más afectadas. La seguridad vial debe ser una prioridad para garantizar el bienestar de todos los habitantes y visitantes de la ciudad. No podemos seguir ignorando los riesgos que nos presenta la falta de inversión en infraestructura.