La escena se repite una y otra vez en sectores como Río de la Mano, Archipiélago de Chiloé o El Pingüino: calles de tierra, barro tras cada lluvia, camiones pesados que destrozan lo poco que se arregla y reclamos que parecen no tener eco. Mientras tanto, las instituciones públicas se reparten las funciones… y también las culpas.
De acuerdo con la Ley N.º 8.946, la conservación de las vías urbanas es responsabilidad de las municipalidades y los gobiernos regionales. Así lo recalcaron desde el Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu), que en esta ocasión actúa como unidad técnica de un proyecto impulsado y financiado por el Gobierno Regional de Magallanes con recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).
Recordemos que las obras, que se encuentran actualmente en proceso de licitación, serán ejecutadas por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo a través del Serviu regional. El proceso se abrió el pasado 23 de mayo y contempla la apertura de ofertas técnicas y económicas para los días 22 y 29 de julio respectivamente. Se espera una adjudicación definitiva para fines de agosto.
El director (s) del Serviu, Omar González Asenjo, explicó que la intervención abarcará más de 16 mil metros cuadrados de calzada, con una duración estimada de 10 meses. “Estamos hablando de una intervención estructural, no de un bacheo superficial. Se repondrán losas completas y se trabajará sobre las capas de base de la calzada, lo que permitirá una mayor durabilidad y un estándar adecuado para el tránsito urbano”, señaló.
Las obras se concentrarán en calles como Angamos, Bulnes, Colón, Magallanes, Chiloé, Bellavista, Salvador Allende y España. Es decir, zonas céntricas y de alta demanda vehicular.
A la espera quedarán, por ahora, los sectores periurbanos, que no figuran en esta primera etapa.
Consultado por este escenario, el seremi de Vivienda y Urbanismo, Marco Uribe Saldivia, valoró el trabajo conjunto con el Gobierno Regional, y destacó que el Minvu asumió este desafío pese a no ser su competencia directa. “Esta es una tarea que va más allá de nuestras competencias formales, pero que asumimos con la responsabilidad de garantizar una ciudad más transitable y segura para todas las personas”, sostuvo.
Mientras tanto, en los barrios periféricos, los reclamos se acumulan. “Aquí el camión pasa y al otro día ya está todo hundido otra vez. No tiran ripio, no compactan nada. Dura lo que dura una lluvia”, lamentó un vecino de Río de la Mano.
La comunidad exige que se incluyan también sus calles en los futuros planes de conservación, antes de que las soluciones lleguen demasiado tarde o nunca.
Y aunque todos coinciden en la necesidad de “trabajo conjunto”, lo cierto es que, por ahora, el único esfuerzo visible es el que hacen a diario los vecinos para salir de sus casas sin quedar atrapados entre barro y baches.