Cada semana en Magallanes, las páginas policiales reflejan una cruda realidad que parece no tener fin: la violencia intrafamiliar. Estos casos, lejos de ser hechos aislados, se han convertido en una constante que sacude la región con una frecuencia alarmante. La reiteración de estos sucesos muestra que no basta con la indignación momentánea; hay que enfrentar el problema con decisión y urgencia.
La normalización de este tipo de violencia es tal que ya no genera sorpresa, solo resignación. Mujeres vulnerables, niños atrapados en hogares que deberían protegerlos, víctimas que conviven con el miedo diario. El silencio detrás de las puertas y el murmullo del “no te metas” han sido cómplices de una violencia que se esparce como sombra por las calles de Punta Arenas y otras ciudades de la región.
Frente a esta situación, las respuestas institucionales suelen llegar tarde, cuando el daño ya está hecho. Las redes de apoyo son débiles, los recursos escasos, y las campañas de prevención quedan relegadas a eventos ocasionales. Se necesita un compromiso real de las autoridades, pero también de la sociedad civil, para fortalecer los sistemas de protección y actuar antes de que sea demasiado tarde.
No podemos seguir viendo este problema como asunto exclusivamente policial. La violencia intrafamiliar es un tema social, cultural y humano. Requiere educación desde edades tempranas, formación profesional para detectar señales, y sobre todo, una comunidad que no se quede callada. Cada vecino que denuncia, cada docente que interviene, cada médico que se preocupa puede marcar la diferencia.
Magallanes merece ser una región donde la convivencia pacífica y el respeto sean parte de nuestra identidad. No hay caso si seguimos callando. Pero sí puede haber cambio si decidimos romper el silencio y enfrentar juntos esta emergencia que nos afecta a todos. La violencia intrafamiliar debe dejar de ser parte del paisaje informativo y convertirse en una prioridad social. El compromiso debe ser constante, porque cada día sin acción es una oportunidad perdida para proteger una vida.