El obispo emérito de Rancagua, el sacerdote magallánico Alejandro Goic Karmelic, se encuentra en estado de grave. El religioso de 85 años permanece internado en la Clínica Isamédica en Rancagua, tras ingresar de urgencia el viernes 29 de agosto.
Al cierre de esta edición se había informado que el sacerdote magallánico fue entubado y permanece en coma.
El Obispado de Rancagua emitió un comunicado para informar sobre su situación. La institución señaló que Monseñor Goic “se encuentra bajo observación médica y recibiendo los cuidados necesarios” en el centro asistencial.
Asimismo, las autoridades eclesiásticas hicieron un llamado a la comunidad diocesana para que se una “en oración confiada al Señor, pidiendo por la pronta recuperación y fortaleza de monseñor Goic en este delicado momento de salud”.
El texto incluyó una petición especial “a las parroquias, comunidades religiosas y fieles en general, ofrecer oraciones y eucaristías por su pronta mejoría”.
Monseñor Alejandro Goic fue obispo de la Diócesis de Rancagua entre los años 2004 y 2018, y actualmente se encuentra bajo observación médica y recibiendo los cuidados necesarios.
Recordemos que monseñor Goic dirigió la Diócesis de Rancagua durante catorce años, desde 2004 hasta 2018. Su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis fue aceptada por el Papa Francisco en la mañana del 10 de julio de 2018.
El propio obispo se refirió a su partida en una conferencia de prensa en esa época. “Hoy hemos conocido la aceptación del Papa Francisco a la renuncia que presenté al cumplir los 75 años, el año 2015. El Santo Padre ha querido que mi hermano obispo Fernando Ramos asuma como administrador apostólico de esta diócesis”, argumentó Monseñor Alejandro Goic.
Una vida de servicio y defensa social de monseñor Alejandro Goic
La trayectoria de Monseñor Goic siempre mostró un fuerte compromiso con la justicia social. Ordenado sacerdote en 1966 en Punta Arenas, sirvió como párroco y capellán de la penitenciaría local. Incluso participó en gestiones de la Iglesia para evitar un conflicto bélico entre Chile y Argentina en 1978.
Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Concepción en 1979, recibiendo su ordenación episcopal en el Vaticano. Su sensibilidad por los temas sociales lo llevó a visitar las minas de carbón de Lota en la década de 1980 para conocer de primera fuente las demandas de los trabajadores, lo que le valió el apodo de “Obispo rojo”.
Su legado en Rancagua incluye hitos importantes. En 2007, fue un factor clave en las negociaciones del conflicto de los trabajadores subcontratados de Codelco. Pocas semanas después, propuso reemplazar el salario mínimo por un “Sueldo ético” no inferior a $250.000, idea que resonó en todo el ámbito político y social del país, consignó El Rancagüino.
También ofició como facilitador de diálogo entre el gobierno y la presa política mapuche Patricia Troncoso durante su huelga de hambre de 112 días en 2008. Asimismo, presidió la Conferencia Episcopal de Chile en dos períodos y encabezó el Consejo nacional para la Prevención de Abusos contra Menores hasta mayo de 2018, cuando renunció para dedicarse de lleno a la investigación en su diócesis.