La informalidad digital volvió a mostrar cifras históricas. Según el último informe de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), durante el tercer trimestre de 2025 las compras digitales del sector comercio alcanzaron US$2.919,5 millones, un más que en igual periodo del año pasado. De ese total, US$292 millones correspondieron a compras informales, lo que equivale a un crecimiento de anual en dólares.
La gerente de Estudios de la CNC, Bernardita Silva, advirtió que la informalidad digital es hoy un fenómeno estructural. El estudio muestra que el de las transacciones digitales fueron informales y que de cada gastados en e-commerce terminan en el comercio irregular.
Las redes sociales se consolidan como el principal foco de informalidad local, mientras que las plataformas internacionales mantienen una alta exposición a compras que ingresan al país sin pago de impuestos.
Canal de Venta: de las compras hechas vía redes sociales son informales, muy por encima de marketplaces nacionales.
Categorías Líderes: El vestuario sigue liderando con un de las compras informales del trimestre, seguido por accesorios y regalos () y artículos de entretención ().
Demografía: La informalidad crece entre las mujeres y se acentúa en los grupos jóvenes, alcanzando un en la Generación Z. La tasa más alta por nivel socioeconómico está en el segmento D ( de las compras informales).
Si bien el reporte no separa datos por región, sus conclusiones tienen una lectura clara para territorios como Magallanes, donde el comercio establecido enfrenta altos costos logísticos y una base de consumidores más reducida.
Para el comercio local, la expansión de la informalidad digital representa una competencia desleal difícil de enfrentar. Mientras las Pymes magallánicas asumen mayores costos operativos, parte del consumo regional opta por plataformas que venden sin boleta o productos que ingresan sin cumplir obligaciones tributarias, afectando la recaudación fiscal local y debilitando la sostenibilidad del comercio presencial.
La CNC insiste en que fortalecer la fiscalización aduanera y exigir más responsabilidad a plataformas internacionales será fundamental para regiones extremas, donde la trazabilidad y la garantía son temas especialmente sensibles.