Chile vive una realidad laboral que sigue encendiendo alertas. Un estudio del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (UDP) reveló que el subempleo supera ya los 2 millones de personas, consolidándose como una tendencia persistente en un mercado frenado por el bajo crecimiento económico. El dato más preocupante: el del empleo creado a septiembre corresponde a subempleo, lo que refuerza la percepción de “crisis laboral” señalada por economistas.
El subempleo —distinto de la informalidad— se caracteriza por empleos precarios, con ingresos insuficientes y poco desarrollo profesional, ya sea por trabajar menos horas de las deseadas (subempleo por horas) o por estar en funciones muy por debajo de sus calificaciones (subempleo por calificaciones).
Según el decano Rodrigo Montero, esta situación responde directamente al bajo dinamismo económico y al encarecimiento de los costos para las empresas.
El informe reveló que quienes están en situación de subempleo reciben en promedio mil mensuales, trabajando horas por semana. La precariedad se acentúa en las mujeres () y también afecta a hombres () en proporciones elevadas.
El exdirector de Sence, Ricardo Ruiz de Viñaspre, apuntó a que el mercado laboral ofrece empleos de menor calidad, lo que obliga a replantear políticas públicas como la reducción del impuesto corporativo. Por su parte, la presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), María Teresa Vial, agregó que la irrupción de nuevas tecnologías exige reformas profundas a la legislación laboral.
En Magallanes, con un mercado laboral marcado por la estacionalidad turística y costos territoriales elevados, el subempleo adquiere particular relevancia.
Estacionalidad: La calidad del empleo está fuertemente influida por actividades de temporada (turismo, comercio y servicios), con jornadas parciales involuntarias y rotación constante.
Vulnerabilidad: Pese a que la tasa de desocupación suele ser más baja que el promedio nacional, el subempleo y la informalidad encubierta persisten, especialmente entre jóvenes y mujeres en sectores como hotelería y gastronomía.
Costo de Vida: En Magallanes, el alto costo de vida amplifica la brecha. Ingresos cercanos a mil resultan insuficientes incluso para cubrir necesidades básicas, ya que la región presenta uno de los costos de vida más altos del país.