Los guardaparques del Parque Nacional Torres del Paine manifestaron su profunda preocupación por una serie de problemáticas que, según denuncian, afectan gravemente el funcionamiento del área protegida. Mediante un comunicado, los funcionarios expusieron una situación de condiciones laborales precarias y falta de recursos que se ha intensificado durante la actual temporada de alta afluencia turística.
La dotación actual sería insuficiente para cubrir las necesidades de un parque declarado Reserva de la Biósfera por la Unesco, lo que genera una desconexión entre las exigencias operativas y el apoyo institucional real.
El documento advierte que la presión por el aumento sostenido de turistas no ha sido acompañada de un refuerzo proporcional en infraestructura ni equipamiento. Esto eleva peligrosamente el riesgo de:
Incendios forestales: Falta de capacidad de vigilancia y respuesta rápida.
Accidentes: Sobrecarga en la fiscalización de senderos y áreas de uso público.
Daño ambiental: Presión irreversible sobre los ecosistemas por falta de control en campamentos.
Los guardaparques enfatizan que muchas de sus labores se realizan solo por “vocación y compromiso”, pero sin las condiciones mínimas para un trabajo eficiente. “Invertir en guardaparques es invertir en conservación y seguridad”, recalcan en el texto.
Los funcionarios hicieron un llamado directo a la Conaf, al Ministerio de Agricultura y a los organismos responsables para que asuman la situación con urgencia. Entre sus demandas principales se encuentran:
Mayor inversión: Recursos materiales para el mantenimiento de áreas críticas.
Mejoras contractuales: Condiciones dignas para el personal que resguarda el patrimonio.
Planificación acorde: Una estrategia de gestión que responda a la magnitud real del flujo turístico actual.
Finalmente, advierten que esta crisis podría afectar la imagen internacional de Chile en materia de conservación y turismo sustentable, instando a las autoridades a evitar escenarios críticos mediante soluciones estructurales.