
En el caso de Maribel Álvarez Martínez, su hija de siete años lleva la misma cantidad de tiempo asistiendo a este centro de rehabilitación, tres veces a la semana.
“Ella vino al kinesiólogo, pero ya fue dada de alta. También viene a terapia ocupacional, fonoaudiología y terapia grupal. Tenía una rigidez en el cuerpo, por eso venía a kinesiología y después logró caminar por sí sola sin ningún problema”, cuenta la joven madre, quien agregó que serán los profesionales de la salud quienes determinen hasta cuándo la menor asistirá al centro. Al respecto, destacó la labor de ellos y el servicio social que prestan a las personas de escasos o bajos ingresos. “Acá, independiente del nivel socioeconómico, los atienden igual. A la gente que no puede pagar, no se les cobra”, dijo.
Por su parte, Pamela López Navarro contó que llegó al centro de rehabilitación a través de una amiga, que también es apoderada de uno de los pacientes. Desde abril pasado su hijo de tres años, Nicolás Triviño, asiste a clases de fonoaudiología una vez a la semana.
“(…) Le ha hecho súper bien a mi hijo venir al Centro de Rehabilitación. En siete meses ha avanzado un montón. Él no hablaba nada, sólo decía “mamá” y “papá”. Son muchas las palabras que dice ahora”, expresó.
Finalmente, Pamela hizo un llamado a la comunidad a colaborar con las Jornadas. “A ponerse todos, como buenos chilenos y magallánicos, porque a todos les sirve. Todos necesitan un apoyo”, dijo.