
Un desafío consistente en cerrar el abismo que existe entre el Estado y la sociedad civil, a nivel de las políticas de prevención y denuncia del abuso sexual, creando espacios de libertad donde no se tenga miedo de hablar de los problemas que nos agobian.
También existe la inclaudicable decisión de ratificar la ética de los medios de comunicación social, destinados a prevenir y denunciar, el abuso sexual forjando la construcción de una red social, comunicacional y subjetiva basada en la solidaridad y la participación de toda la sociedad.
Oponiéndose así a una moralidad oscurantista, una corrupción naturalizada o una indiferencia cómplice en torno al abuso sexual infanto-adolescente, que intentan generar acciones para reproducir el mismo autoritarismo patriarcal y la misma mercantilización de niños y niñas a la que nos enfrentamos, defendiendo los derechos integrales de niños /niñas y adolescentes .generándose el avance hacia una sociedad digna, justa y equitativa.