La directora regional de Gendarmería, coronel Irene Silva Carrasco, admitió que la riña carcelaria, donde a fines de marzo murió Demis Cordero Astudillo, y el episodio donde tres internos se automutilaron un dedo, fueron los momentos más difíciles que le tocó vivir durante su gestión en Magallanes. Ayer comunicó oficialmente su retiro de la institución y antes de la partida reconoció que estos dos años que sirvió localmente fueron de un gran aprendizaje, sobre todo por cumplir con todas las exigencias del cargo y compromisos institucionales con la población penal. Reconoció a Diario El Pingüino que “me tocaron momentos tremendamente difíciles”, al frente del cargo, “pero siempre coloqué el esfuerzo necesario para que todo saliera dentro de lo que correspondía y la norma nos faculta”.
Tras casi 30 años de servicio la coronel Irene Silva se acoge a retiro, a partir del 2 de diciembre, pero haciendo uso de beneficios estatutarios a contar de hoy ya está fuera de la Dirección Regional de Gendarmería. Su cargo será subrogado por el capitán Víctor Muñoz Díaz, hasta que la Dirección Nacional determine quién asumirá definitivamente.
Junto con desear éxito a quien la suceda en el cargo, la oficial hizo una positiva evaluación de su gestión al mando de Gendarmería en la zona, a la vez que espera que ésta haya ayudado a estrechar la relación con la comunidad y de paso, contribuir a que la importante labor institucional en materia de seguridad pública sea reconocida cada vez más por la ciudadanía.