
Este fue uno de los hechos policiales más violentos y de mayor connotación del presente año, sobre todo por la crueldad utilizada para dar muerte a este modesto trabajador, al interior de su vivienda, en calle Manuel Rengifo Nº 1912, en la Población Camilo Henríquez.
Así lo refleja la sentencia de los jueces Jovita Soto, Gonzalo Rojas y Fabio Jordán, quienes tuvieron en consideración que “los sujetos demostraron un total desprecio por la vida humana, lo que amerita una sanción acorde a la acción desplegada por ellos”.
La investigación del fiscal Eugenio Campos, y la SIP de Carabineros, establecieron que el 2 de abril, en horas de la madrugada, Saldía y Chadicadi ingresaron a la vivienda de Álvarez, con quien compartieron un momento, para luego asesinarlo. Lo llevaron a una habitación interior, lo amarraron con un cable eléctrico, lo degollaron con un cuchillo y luego, para borrar toda evidencia, incendiaron la casa.
Para los jueces, la participación de los acusados quedó demostrada en juicio oral, entre otras pruebas, con las declaraciones de Orfelina Mansilla, “quien vio a los imputados, Saldía y Chadicadi, salir del domicilio de su vecino, luego fue alertada del incendio en la propiedad contigua y que también afectó a su inmueble”. Y Bartolomé Aguirre, quien divisó a una persona con sus manos ensangrentadas, cerca del lugar del incendio, a las 8.05 horas aproximadamente, y que al día siguiente lo reconoció en la portada del Diario El Pingüino. Esta persona corresponde a Patricio Chadicadi.
Hugo Soto, dueño de un kiosco en calle Eusebio Lillo cerca de calle Argomedo, declaró que a las ocho de la mañana vio a dos personas en la esquina y que uno le decía al otro: “No te preocupes no va a pasar nada”. Y al día siguiente reconoció a Saldía y Chadicadi, también en la portada del Diario El Pingüino.
Se hizo justicia
“Yo quería perpetua, pero igual me conformo con 30 años, a pesar de que no me lo van a devolver”, dijo a la salida del tribunal la hermana de la víctima, Betty Álvarez Díaz. Siente que se hizo justicia, “para que los asesinos paguen y no hagan lo mismo que hicieron con mi hermano”.
El abogado querellante, Juan José Arcos, sostuvo que la pena otorgada “es una fuerte señal de los tribunales, en cuanto a decir que se van a castigar con dureza los actos que atenten contra la vida”. Dijo que este es un llamado de atención para que se corte la escalada de homicidios.