El trío que en junio de este año agredió violentamente a un ex pescador, en la ciudad de Puerto Natales, pagará con siete años de cárcel el delito de lesiones graves-gravísimas en perjuicio de Francisco Andrade Oyarzo , y con 300 días de presidio el delito de lesiones menos graves en contra de Víctor Cárdenas Oyarzo.
Los sentenciados son Marco Antonio Cárcamo Agüero, Jaime Hernán Reyes Zúñiga y Álvaro Sebastián Díaz Almonacid, quienes deberán permanecer todo este tiempo privados de libertad. Primero cumpliendo la pena de siete años y luego la de 300 días, según sentencia de los jueces Jovita Soto Maldonado, Fabio Jordán Díaz y Gonzalo Rojas Monje.
Agresión
El violento episodio ocurrió el 11 de junio pasado, alrededor de la una de la madrugada, cuando el trío, formado por Cárcamo Agüero, Reyes Zúñiga y Díaz Almonacid llegaron a la casa de la víctima, Francisco Andrade, quien se encontraba en compañía de Víctor Cárdenas. Los acusados tocaron la puerta y al abrir el dueño de casa ingresaron violentamente. Marco Cárcamo andaba con un arma que aparentaba ser de fuego, Jaime Reyes con un fierro y Álvaro Díaz con una botella de vidrio. Entre los tres agredieron brutalmente a las víctimas, siendo el más perjudicado Francisco Andrade, porque la golpiza lo dejó postrado en una silla de ruedas.
El amigo, Víctor Cárdenas Oyarzo, declaró en el juicio que ese 10 de junio estaban compartiendo en la casa de Francisco cuando alrededor de las 21 horas se les acabó el licor. Otros dos amigos fueron a comprar y al rato tocaron la puerta. Ellos pensaron que eran los mismos que habían salido y abrieron confiados, encontrándose Francisco Andrade con una persona de contextura gruesa (Cárcamo) que le apuntó con un arma en la cabeza y le dio dos golpes. Otro sujeto, un poco más bajo (Díaz) le pegó a Cárdenas un botellazo.
Éste dijo que todos agredieron a Andrade y que la mayor agresión ocurrió cuando intentó arrancar por la ventana del baño. “El flaco alto (Reyes) le dio un fierrazo en la cabeza”, declaró, y confirmó que “ninguno impidió la agresión”.
En un momento aprovechó para salir por la ventana del baño, ya que al otro lado estaban agrediendo a Francisco, y dio la vuelta por alrededor del patio. Rodeó la casa, quería ver a los agresores cuando salieran para saber hacia dónde se dirigían. Al constatar que no salía nadie, ingresó nuevamente a la casa encontrando a su amigo “con el sector izquierdo de la cabeza muy hinchada, el ojo que casi se le salía, sangraba mucho y en ningún momento dijo algo”.
Al llegar los amigos, que habían salido a comprar, se encontraron con lo que había ocurrido. Llamaron la ambulancia y a Carabineros.
En silla de ruedas
Antes de este violento episodio Francisco Andrade trabajaba en la pesca artesanal. Su amigo, Víctor Cárdenas, quien lo conoce hace cinco años, señaló que ahora “no puede caminar, no puede hablar, no tiene la misma vida que antes. Depende de sus padres, vive con ellos, está en silla de ruedas, no puede comer por sí solo, está súper delgado”. La vida le cambió completamente, “al transformarse en una persona dependiente de terceros (sus padres) para las actividades básicas y elementales de todo ser humano como comer, vestirse, deambular de un lugar a otro”.