
Cada 20 de enero, la Iglesia Católica celebra la solemnidad de su día, conmemorando así lo que vivió, haciendo honor al significado de su nombre, que quiere decir: “digno de respeto y venerable.”
El mártir, oriundo del pueblo de Narbona de Galia, fue guardia real del emperador romano Dioclesiano, el siglo cuarto A.D. Profesaba el cristianismo en secreto. Durante la persecución a los cristianos, San Sebastián le llevaba provisiones y consuelo a los que estaban encarcelados. Fue denunciado a las autoridades romanas y arrestado.
Como parte de su primer martirio, se le condenó a morir desnudo, atado a un tronco de un árbol atravesado por flechas. Pero luego de dejarlo en el campo creyéndolo muerto, una mujer cristiana de nombre Irene lo recogió y curó sus heridas. Cuando el gobierso supo que estaba vivo, más tarde fue condenado a muerte por azotes.
La vida de este Santo ha motivado a escritores, creadores del séptimo arte y artistas plásticos a plasmar en sus obras maestras su martirio.Su leyenda se extendió por todo el mundo.
En el siglo XVI, en la recién fundada aldea de Chillán, existía una imagen del santo tallada en madera. Un alzamiento de los mapuches de las zonas cercanas obligó a los soldados españoles a trasladarla y ocultarla en unos arenales cerca del fuerte de Yumbel, que se ubicaba en el cerro Centinela. Años después se quiso llevar de vuelta la imagen a Chillán. Sin embargo, cuenta la leyenda, no la pudieron sacar de Yumbel ni con 20 yuntas de bueyes. Hoy existe una iglesia que data del siglo XIX. También existe un santuario donde todos los años se saca la imagen para que la multitud de fieles pueda admirarla. Luego del ajetreo del 20 Enero y también del 20 de Marzo, el pueblo vuelve a su tranquilidad cotidiana.