El trabajo de la Asamblea Ciudadana de Magallanes se instaló en el debate público y político de la región desde octubre del año pasado cuando decidieron reunirse un grupo de organizaciones sociales, vecinales y sindicales para discutir las propuestas para hacer frente a la amenaza de alzas en las tarifas del gas natural. Pero no sólo eso, también poner reparos a la iniciativa del Gobierno Regional en ese entonces, consistente en llevar a cabo un Cabildo Digital para recoger las demandas de la ciudadanía.
Fue este escenario el que comenzó a forjar los lazos de cercanía y posterior entendimiento entre los recientemente organizadores del paro regional y el equipo de la máxima autoridad provincial, la gobernadora Gloria Vilicic.
De hecho, luego de las dos oportunidades de encuentros fecundos entre ambas partes para dialogar de las diversas demandas que aquejan a la comunidad magallánica, la autoridad se habría comprometido a recogerlas sin problema alguno, lo contrario de lo que sucedió con la intendenta, según comentó una fuente cercana al sector, que de un principio no tuvo la voluntad suficiente para recibir a los dirigentes ciudadanos.
Tanta fue la afinidad que afloró de estos primeros acercamientos, que en una de las reuniones de principios de diciembre del año pasado en el ex CEIA, Vilicic asumió ante la agrupación el rol de mediadora entre la ACM y el Gobierno Regional (GORE).
De parte de los integrantes del movimiento, en tanto, la simpatía con la Gobernación de la provincia de Magallanes, siempre fue fructífera y amena, como uno de sus dirigentes afirmó en su momento: “La Gobernación fue la que tomó las cartas en el asunto desde un principio, por ende con la gobernadora no ha habido ningún problema”. Y pese a que cuando comenzaron a tomar fuerza las movilizaciones, el apoyo explícito se dejó de entregar -por complicaciones políticas que llevaron a reconocer al seremi de Gobierno Miguel Schweitzer, quiebre en las relaciones de la Gobernación con la Intendencia-, diversas acciones demostraron la conexión que aún existía latente.
De este modo, se habría visto en varias ocasiones al jefe de gabinete de la autoridad provincial, Víctor Cárcamo abasteciendo de víveres y colaciones a las personas apostadas en Tres Puentes, lo que fue percibido por los manifestantes como una preocupación y constante apoyo de esa autoridad a la causa por la que se encontraban luchando.
Quiebre
De acuerdo a las fuentes cercanas al movimiento que fueron testigos del distanciamiento entre las dos autoridades de máxima confianza del Presidente de la República en la región, la gobernadora Vilicic y la intendenta Kusanovic, por la supuesta desafortunada acción de los carteles alusivos a la salida de la Jefa del Gobierno Regional de su cargo, que repartió en una de las masivas manifestaciones, el jefe de gabinete, Víctor Cárcamo, las tensas relaciones que surgieron entre ambas, tras el impasse, terminaron poniendo a Vilicic aún más cerca de la comunidad, con un “apego” según afirmaron, que puso como prioridad la disposición a escuchar, lo que en la arena política ha sido interpretado como una especie de boicot de parte de la gobernadora para que la intendenta abandonara sus responsabilidades como máxima autoridad regional y el protagonismo en el tema del conflicto por el gas se volcará a sus alrededores.
Se cruza con esto, las diversas divisiones que han tenido lugar en la conglomerado de la derecha de la región, tras los apoyos que ha recibido Vilicic de parte de los partidos oficialistas liderados por Jorge Balich (UDI) y Branko Ivelic (RN), que quitaron de cuajo, apenas unos días avanzado el paro, el respaldo absoluto a la intendenta y, con ellos, a las medidas adoptadas por el nivel central que dieron muestra más clara de la fidelidad de la primera autoridad y el alejamiento de la gobernadora para estar, en este caso del lado de la ciudadanía.