“Hijo, estudia” o “Hija, anda a hacer las tareas” son algunas de las instrucciones más recurrentes que entregarán los padres a sus hijos desde el próximo mes, cuando se inicie el año escolar. Sin embargo, pocas familias se cuestionan si en sus hogares existe un espacio adecuado para que los niños realicen sus obligaciones escolares, porque la orden no tendrá mayor éxito que lograr que bajo presión el menor cumpla con sus deberes.
Crear un lugar especial donde los hijos estudien y realicen sus tareas, no involucra tanto dinero. Incluso si la casa es pequeña. Lo importante es diferenciar el espacio dedicado al ocio del que tiene la función de incentivar la concentración. Éstos deben ser siempre los mismos.
Una estrategia simple y muy utilizada es pintar la pared donde se apoya el escritorio, de un color diferente al resto de la habitación, pues de esta manera los sectores estarán diferenciados dependiendo su objetivo. Las tonalidades frías, como la gama de los azules, es recomendable.
La iluminación es fundamental. Se debe contar con una lámpara que permita una buena visibilidad, para que el menor no deba hacer esfuerzo con su vista y no le dé sueño. En el caso de que se cuente con luz natural se debe tener el cuidado de que “no haya muchas distracciones que observar hacia afuera, tanto en lo visual como en lo auditivo”, explicó el jefe de la carrera de Sicología de la Universidad de Magallanes (UMAG), Eduardo Pino.
Otro aspecto importante es que en el lugar dedicado al estudio no exista mucho tránsito de personas ni se escuche la televisión, ya que son factores que distraen y hacen más dificultoso concentrarse. La cocina o el comedor muchas veces se utilizan con este fin, pero se presentan muchos focos de distracción que son desfavorables.
Los padres deben tener claro que no es aconsejable que el niño esté horas haciendo tareas y estudiando, porque no será beneficioso ni se obtendrán mejores resultados. Es más útil que cada día se destine una hora para los deberes escolares que dejar toda una tarde para ello.
En el escritorio o antes de instalarse, el menor debe tener a mano todos los materiales que necesitará, como: diccionario, goma, sacapuntas, lápices de colores, entre otros, para que no se tenga que parar e interrumpir su labor. Muchas veces ir a buscar los materiales significa pasar al baño, a la cocina, conversar y después retomar lo que se estaba haciendo.
“En el mismo ambiente del estudiante, se sugiere tener uno o dos muebles sencillos de repisas en que se coloquen archivadores con apuntes y material necesario, además de sus libros y cuadernos. Mantener ordenado para encontrar lo necesario ayudará a ahorrar tiempo en buscar las cosas”, recomendó el académico.
Un factor que influye en el cansancio de los hijos al momento de estar estudiando, es la silla. Lo ideal es que los pies del niño alcancen algún apoyo, por lo que si es necesario, se debe ubicar una tarima. La altura de la silla también es relevante y, en este sentido, los padres deben procurar que la mesa no obligue a los menores a levantar en exceso los brazos para escribir o leer.
“A esto le debemos agregar que los mismos estudiantes se encuentren descansados, sin hambre y motivados para estudiar. Ya que esto es muchas veces difícil después de un día de colegio y deporte”, afirmó el sicólogo.
Añadió que “la mejor forma de asegurar los conocimientos y sólo llegar a la casa a ‘repasar’ es que el niño participe activamente en clases y consulte sus dudas al profesor. Hay que recordar que la comprensión de los contenidos en clases a través de las preguntas y discusiones contribuye de manera significativa a la memorización y posterior dominio de los contenidos aprendidos”, advirtió el especialista de la UMAG.