Bien es sabido que cuando un conglomerado político llega a la cabeza del Gobierno, su misión -o por lo menos lo que debieran demostrar públicamente- es trabajar de manera cohesionada para dar una impresión de unidad ante la ciudadanía que les pudiera significar réditos electorales en un futuro cercano.
Siguiendo este esquema, el despegue de la Alianza como actual administración ha demostrado pocas señales de estar cumpliendo ese objetivo, falencia que se ha evidenciado sobre todo en la región de Magallanes, con las dos máximas autoridades de la zona (Liliana Kusanovic y Gloria Vilicic), distanciadas, -aparentemente y hasta la fecha- en lo político tras el conflicto por el gas.
Lo más notorio, es que sin quererlo o no, el Presidente ha dado las muestras más concretas de que el apoyo a la intendenta es constante, no así con la gobernadora que luego de haber transcurrido más de un mes del término de la crisis, en una entrevista a un medio local declara que “el Gobierno Regional quedó en deuda con la ciudadanía tras el paro por el gas”.
De este modo, fuentes cercanas al Gobierno Regional (GORE) no descartan que la máxima autoridad provincial ya haya recibido una reprimenda desde el nivel central por sus dichos. Ven posible asimismo, que la mirada del presidente Sebastián Piñera esté especialmente puesta en ella para un eventual “ajuste”, lo que por su puesto no se conocería hasta que suceda, porque por el momento, el cargo seguiría en evaluación, como a menudo acontece con las autoridades cuando se debe enfrentar una crisis social como la reciente. La realidad es que el hermetismo en torno al tema, existe, por la señal clara que el Gobierno quiere dar para abordar, de aquí en adelante, la discusión por el proyecto de ley de la tarificación del gas, de aunar criterios para trabajar la problemática.