“Fue un ambicioso planteamiento con tres hipótesis cuando hubiera bastado con una, además de utilizar una metodología de investigación que se diferenciaba de las que habitualmente han caracterizado a este tipo de estudios”, señaló Aguayo, agregando que “se trató de una investigación de gran calidad, casi al nivel de un magíster y que en su planteamiento nos indica que vamos por buen camino”.
La investigación y sus alcances fueron presentados en el marco del examen de grado de la estudiante para obtener el título de Bióloga Marina y Licenciada en Ciencias del Mar donde se planteó de forma amplia tres interrogantes específicas respecto del tema, la que concluyó por aceptar dos de las tres hipótesis planteadas, descubriéndose que no existe una segregación sexual en los ámbitos de distribución, filopatría (concepto relacionado a la tendencia de un animal a retornar en años subsecuentes a un lugar específico ya sea a sus áreas de reproducción o alimentación), y residencia de estos ejemplares en el área de estudio.
Mora, muy contenta, señaló que se interesó en el tema gracias a una participación años atrás en una investigación sobre el delfín austral en Punta Arenas, correspondiente a un seminario realizado en la carrera. Fue así que durante más de un año trabajó en su investigación donde tuvo la oportunidad, meses atrás, de visitar y conocer de primera fuente los sectores poblados de ballenas jorobadas en la zona de Magallanes.
El docente Jorge Acevedo, quién estuvo a cargo de guiar la tesis de la estudiante siendo además académico e investigador del CEQUA, indicó, en tanto, que el aporte al tema es sumamente significativo puesto que, “además de no contar con esos datos, demuestra que existen zonas de Magallanes con alto poblamiento de ballenas jorobadas, lo que hace necesario una revisión y consideración de nuevas áreas protegidas para la conservación de la especie”.