“Las consecuencias de una mala alimentación, de una dieta abundante en grasas y calórica, del escaso consumo de frutas y verduras por su alto costo, de la baja actividad física por las condiciones climáticas y la presencia de otros factores como el tabaquismo, nos han puesto en una ingrata posición preeminente en materia de riesgo sanitario”, indicó.
La prueba está en que “las cifras locales exceden largamente el promedio nacional en afecciones cardiovasculares, desórdenes metabólicos relativos a los lípidos y grasas, sobrepeso y obesidad en adultos, diabetes y tumores, entre los que se cuentan el cáncer gástrico y vesicular. Especialmente preocupante es la situación de la obesidad infantil”, alertó el parlamentario.