El jueves 31 de marzo Manuel Mauricio Santana Marquez salió en busca de opciones laborales. El hombre de 37 años, quien padece de una leve incapacidad intelectual, buscaba opciones de trabajo como conserje, puestero o pescador, con la finalidad de generar ingresos para su familia. Sus padres, Tedemirta Márquez, de 71 años, y Belisario Santana, de 83, con el paso de los días comenzaron a preocuparse por no tener novedades de su hijo, el cual no había clarificado hacia donde enfilaría sus pasos. Por este motivo dieron aviso a las autoridades para conocer el paradero de su hijo.
Los días transcurrieron sin entregar novedad respecto del paradero del hombre, temiendo su padre lo peor. Por este motivo, solicitaron que por intermedio de otra persona dieran aviso a Pingüino Radio para que algún auditor que tuviera antecedentes pudiera aportarlos a la búsqueda.
Un paramédico de la localidad de Bahía Azul llamó al programa “La Mañana de Pingüino Radio” para dar cuenta de que en dicha localidad había dado atención a un hombre que cumplía con la descripción del desaparecido, de inmediato la audiencia comenzó a seguir el caso con interés. El padre de Santana llegó hasta los estudios de la radio a hacer un llamado a quien pudiera entregar antecedentes precisos de su paradero.

Vuelta a casa

Mientras las pesquisas telefónicas se llevaban a cabo desde Punta Arenas, un chofer de buses Ghisoni que escuchó la historia, dio con el paradero del desaparecido, transportándolo hasta el retén de Kon-Aiken.
Allí, Carabineros recibió a Santana procediendo a trasladarlo hasta su vivienda en Pampa Alegre, en Punta Arenas.
Alrededor de las 16.30 horas, gracias a la gestión de los auditores de Pingüino Radio y Carabineros, Manuel Mauricio Santana Márquez pudo reencontrarse con sus ancianos padres, quienes en un emotivo abrazo con el desaparecido agradecieron casi sin palabras a los funcionarios de la policía uniformada que lo llevaron a su hogar.
Santana relató el frío y el hambre que debió pasar, durmiendo en medio de la pampa o cobijado en los paraderos de micro. “Le pedía a la gente algo de comer, o un poco de dinero para poder comprar alimentos. Fue muy duro, de repente no supe donde estaba, sólo quería trabajar pero me fue mal, me dijeron que vuelva dentro de dos meses más”.
Finalmente, Santana agradeció la ayuda que recibió para volver a su hogar.