
En el juicio oral, el fiscal Daniel Soto Soto acreditó la culpabilidad del acusado, basandose en una serie de pruebas y testimonios. Uno de ellos fue el del jefe de la Brigada de Investigación Criminal de Puerto Natales (Bicrim), subprefecto Marcos Silva Muñoz, declaró que el año pasado la brigada a su cargo tomó conocimiento a través de diferentes diligencias que en una vivienda de Puerto Natales, en calle Sarmiento, se vendía drogas. En junio la información fue compartida con la Brigada Antinarcóticos de Punta Arenas. La fiscalía de Puerto Natales ordenó una investigación por tráfico de drogas en contra de Millapel. El 4 de agosto, como Bicrim, instalaron un punto fijo. A las 15 horas vieron salir a una persona del domicilio de calle Sarmiento con un paquete. Al practicarle un control de identidad entregó el envoltorio con marihuana. La persona confesó que en dos o más oportunidades había concurrido al mismo domicilio a adquirir droga y que era Millapel quien se la vendía.
La droga la ocultaba en el exterior del domicilio, en una canaleta de bajada de agua, de ahí la sacaba y se la entregaba para su consumo, y también sabía que Millapel escondía droga en el cementerio. El 4 de agosto el Juzgado de Garantía de Puerto Natales otorgó una orden de entrada, registro e incautación en el domicilio de calle Millapel, donde los detectives encontraron droga en una canaleta.
Luego, la PDI realizó diligencias para establecer la existencia de familiares de Milllapel en algún cementerio. El 5 de agosto supieron que los abuelos de la pareja del acusado se encontraban sepultados en un nicho del cementerio Padre Rossa.
Obtenida la orden abrieron el nicho y encontraron tres paquetes con droga, marihuana y cocaína.