La Conferencia Episcopal de Chile presentó ayer el protocolo ante denuncias contra clérigos por abusos de menores, y anunció la conformación del organismo del episcopado que se encargará de orientar y dirigir políticas de prevención de abusos sexuales, como asimismo de ofrecer ayuda a las víctimas. En el caso de Punta Arenas, la diócesis nombró para estos efectos, y a fin de recibir las posibles denuncias al sexto mandamiento (no cometer actos impuros), al sacerdote Roberto Sánchez Saldías, quien será el promotor de justicia y encargado de esta labor. “Al principio fue sorpresivo, porque no era algo que estuviera esperando, pero como llegó, quiero colaborar con la tarea encomendada”, respondió el religioso al ser consultado por su nombramiento. Para cumplir esta misión le impartieron algunas instrucciones generales, como estar dispuesto a atender a las personas, observar al principio la prudencia y mantener la reserva que corresponda y encaminar las cosas bien, conforme a las leyes y disposiciones de la Iglesia y el Estado.
Sánchez estudió la base de la Teología, para ordenarse sacerdote, en Italia. Ha trabajado en diversos colegios salesianos de Chile. En Magallanes ha estado en Puerto Natales y Porvenir.
Frente al momento tan especial que está viviendo la Iglesia Católica, por las denuncias de abuso sexual, respondió que esto hay que verlo desde el punto de vista de la fe, porque a través de la historia la Iglesia ha vivido momentos difíciles. “Estas son cosas que pasan y que sirven de purificación y de un mayor acercamiento con el pueblo de Dios”.

Graves faltas

El obispado de Punta Arenas, a través de un comunicado de prensa, expresó: “Queremos hacer cuanto sea necesario -con caridad, pero con justicia- para evitar los males que provienen de las graves faltas que algunos ministros de la Iglesia pueden cometer contra los más pequeños y particularmente las relacionadas con el sexto mandamiento del decálogo, que ofenden a Dios, causan un gravísimo daño a la unidad de la Iglesia y escandalizan al pueblo de Dios, particularmente a los más amados de Jesús, los más pequeños y los más pobres, a la par que representan un profundo atentado al bien común”.