En el marco de una visita programada con anticipación a la Región de Magallanes, el comandante en jefe del Ejército, general Juan Miguel Fuente-Alba, fue enfático en rechazar la agresión que habrían sufrido soldados conscriptos durante una campaña militar. Oficiales idearon una especie de ritual de iniciación, que incluía el encierro de los jóvenes en habitaciones donde los asfixiaban con el humo de bombas lacrimógenas y a la salida los agredían. Esto fue grabado y las imágenes se difundieron nacionalmente por la denuncia de un cabo que actualmente está fuera de la institución.
“En el Ejército no se aceptan maltratos”, dejó en claro el general Fuente-Alba. Tanto él, como mandos que lo antecedieron, han reiterado que “este tipo de situaciones son inaceptables”. En rueda de prensa, la máxima autoridad castrense dijo que espera que la investigación que dispuso el comandante en jefe de la Vª División (general Luis Segpi), permita establecer las responsabilidades, “de quienes pudieron ser responsables de una cosa como ésta”. En el mensaje fue claro en reiterar que no aceptarán agresiones de este tipo y garantizó que, “en el Ejército esto se encuentra sancionado con la baja de la institución”.
Sobre las 72 horas de plazo que otorgó el ministro de Defensa, Andrés Allamand, para aclarar lo sucedido, el general recordó que las investigaciones administrativas suponen 20 días hábiles para el desarrollo de la investigación. Pero dada la gravedad de los hechos, el comandante en jefe le aseguró que el proceso sería lo más rápido posible, “y los resultados los vamos a tener a muy corto plazo”.

Segunda denuncia

Consultado el general por una segunda denuncia, que divulgó Chilevisión Noticias el miércoles, respondió que si están claramente determinadas las responsabilidades, “las medidas administrativas que se tomen serán inmediatas”. En todo caso, dijo que “existen antecedentes previos que hacen necesario su licenciamiento anticipado”, así que pronto viajarán a Santiago, de vuelta a casa.