El Día de la Madre en un hogar de reposo

General
07/05/2011 a las 10:46
El Hogar Cavirata para adultos mayores celebrará con una once para todos sus residentes, donde la mayoría fueron madres, biológicas o de crianza. Mañana se celebra el Día de la Madre. Hoy, las adultas mayores del Hogar Cavirata de Punta Arenas lo celebrarán con una once. Sin embargo, pese a la connotación que tiene, no siempre este día es el más esperado, sobre todo cuando se trata de personas adultas mayores que, por diversas circunstancias, se encuentran alejadas o desvinculadas de sus familiares. Sus parientes casi no las visitan, como en el caso de las integrantes del Hogar de Ancianos y Ayuda a la Extrema Pobreza “Cavirata”, de Punta Arenas.
Actualmente 22 adultos mayores autovalentes (19 mujeres y tres hombres), con pensiones muy bajas y de más de 65 años, son atendidos gratuitamente, recibiendo alojamiento en 18 viviendas bipersonales y alimentación, además de instancias de capacitación y aprendizaje, como talleres.
Sin embargo, todas las entrevistadas tienen como única compañía a las demás residentes. Sus padres y familiares directos ya murieron o bien, viven lejos. Y las que tuvieron hijos, no son visitadas por ellos o muy rara vez.
Leocadia Alvarado Alvarado, osornina de 73 años, lleva seis meses en el Hogar Cavirata. Después que murió su esposo, vivió con una nuera hasta incorporarse a esta fundación. Tuvo nueve hijos, cinco de ellos siguen vivos y tres viven en Punta Arenas.
“Uno tiene a sus hijos y después ellos tienen que arman su hogar, y uno ya queda aparte. No se puede tener a los hijos siempre al lado”, manifestó.
Asimismo, señaló que no sabe si sus hijos que están en la ciudad van a visitarla mañana. “No sé si tendrán tiempo, porque trabajan”, dijo.
María Antonia Verategua Vera, de 85 años, nacida en Castro, lleva siete años viviendo en el hogar. No tuvo hijos, pero crió a su hermano menor, de 40 años, quien reside en Río Grande. “Él creció conmigo. Es el hermano más querido que tengo”, expresó.
Erna Pavez Castro, carahüina de 87 años, vive hace 58 años en Punta Arenas, los últimos tres en esta fundación. No tuvo hijos biológicos, pero crió a una niña desde tres años. “A veces me llama, otras me viene a ver, pero rara vez. No tiene tiempo, porque trabaja”, manifestó.
Sobre su madre, fallecida hace 15 años, recuerda que le enseñaba a tejer a crochet. “Fueron muy buenos mis padres”, contó.
María Palmira Cumicheo Cárdenas, de 79 años, reside hace 15 años en el Hogar Cavirata, no conoció a su madre, pero tuvo una hija, Flor Alicia, la que murió antes de cumplir los dos años, debido a una bronconeumonia. “Mi madre me hizo mucha falta, porque tuve puras madrastras”, expresó.
Rosita Saldivia Teneb, de 74 años, oriunda de Puerto Montt, soltera y sin hijos, recordó que su madre “era muy buena persona, murió a los 40 años, de un infarto. Yo era veinteañera. Era muy linda, muy suave, nunca nos levantó la mano”.
Nelda Alonso Díaz, de 84 años, separada, vive hace 62 años en Punta Arenas, los últimos cuatro en el hogar. A los 16 años fue madre de una niña, la que falleció a los cinco, a raíz de una meningitis.
Sobre su madre asegura tener “los recuerdos más bellos de mi madre. Murió en 1987”.
“Me trae sentimientos el Día de la Madre. Siempre tengo una foto de la mía en el velador, le rezo todas las noches”, agregó.
Finalmente, la directora de la institución, Elena Rada, madre de siete hijos y 19 nietos, se mostró satisfecha de su rol de madre. “El ser mamá ha sido algo tan importante y sobre todo, llegar a esta edad, ha sido maravilloso. Doy gracias a Dios que me ha dado salud para atender toda la vida a mis hijos, mientras estuvieron conmigo, después conocer los nietos y hoy día los bisnietos”, manifestó.

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