Estrellado en un muro de contención terminó la loca carrera de un sujeto que huía en un radiopatrullas robado a personal de Carabineros, que ayer en la madrugada acudió por una riña a una sede social. El insólito hecho lo protagonizó Osvaldo Márquez Tarumán, de 24 años, formalizado por hurto de vehículo fiscal y manejo en estado de ebriedad, según los antecedentes que expuso ayer el fiscal Fernando Dobson, durante el control de detención.
Robo
Todo partió por un llamado que recibió la central de comunicaciones de Carabineros, pasadas las cuatro y media de la madrugada, dando cuenta de una violenta riña al interior de la sede del Club Deportivo Carlos Dittborn. A ese lugar acudió personal policial de la patrulla Z-3810. El sargento a cargo del procedimiento bajó a verificar lo que estaba sucediendo al interior pero, según los hechos expuestos por el fiscal, se encontró con un grupo de personas, todas muy alteradas, que participaban de una fiesta particular. Estos, al ver al policía, los recibieron con gritos e insultos. Frente a esta situación al suboficial no le quedó otra alternativa que pedir ayuda a sus dos colegas que estaban en el furgón.
“Éstos entraron y dejaron el auto con las llaves puestas y sin seguro, procediendo en esos momentos el imputado (Osvaldo Márquez) a tomar el vehículo y salir a gran velocidad”, expuso el fiscal Dobson.
Mientras los funcionarios policiales intentaban contener los ánimos al interior de la sede les avisaron que alguien les había robado el furgón. Al salir vieron el destello rojo de las balizas y que el vehículo se perdía por calle Blanco Encalada. Mientras comunicaban esto a la central para que los apoyara otro vehículo el Z-3810, terminaba estrellado en un muro de contención.
El chofer recién empezaba a salir del vehículo cuando ya estaba rodeado de varios carabineros quienes lo condujeron directamente al hospital. El médico de turno constató en el certificado “ebriedad manifiesta” y la agresividad del detenido.
La patrulla sufrió la rotura de la máscara, los focos, el rallador, una puerta quedó descuadrada y el tapabarro terminó completamente abollado. Los daños fueron avaluados en más de un millón y medio de pesos.