
El oficial recordó el episodio y comentó que “fue de improviso, no alcancé a ver nada. Solamente escuché a un colega que estaba detrás mío que me dijo: ‘Cuidado, mi suboficial mayor’. Giré mi cara hacia la derecha y recibí el golpe. No perdí del todo el conocimiento y me di cuenta de todo lo que pasaba”.
Muñoz dice que cuando recibió el primer golpe, “pensé en un principio en tratar de no caer, porque sabía que me iban a agredir en el suelo. Traté de mantenerme en pie, pero la fuerza no me alcanzó. Protegí mi gorra y mi revólver, porque me lo podían sacar y haberme provocado una lesión mayor o haberme asesinado. Cuando caí al suelo, pensé que no volvía”, relató.
Y ahí comenzó el descontrol. “Escuché gente que decía: ‘Por favor, déjenlo y no le peguen más’, pero había otros que decían: ‘Hay que matar al paco’. Todo lo escuchaba semiinconsciente”, según recuerda el suboficial.
Destacó tambien el actuar policial y cómo se evitó algo más grave: “Tuvimos en ese momento que saber controlarnos, porque perfectamente pudimos haber sacado el revólver y disparado y, quizás, sería otra la historia”.