
Era una “Misión Imposible”. Parecía tan difícil que Universidad Católica cayera por una diferencia de tres goles ante Universidad de Chile, que los jugadores cruzados llegaron festejando en el bus que los trasladó hasta el Estadio Nacional, con globos y serpentinas. Los hinchas de la UC se frotaban las manos y ya creían que hoy cobrarían las apuestas realizadas a los azules. Pero los hechos dijeron otra cosa. La U saltó a la cancha a demostrar que el campeonato aún no había finalizado y recordando su historia, ésa que habla de 25 años de espera, del penal de El Salvador en 1994, del sólido plantel que ganó el Bicampeonato 1999-2000, del penal de Jhonny Herrera en Calama el 2004, sacó fuerzas de flaqueza y aplastó 4-1 a Universidad Católica, sumando su estrella 14ª a su vitrina.