
El chofer se estacionó a algunos metros de distancia donde pudiera observar al animal. Asustado dio aviso a la policía a través del 133 y se dispuso que concurriera al lugar el cuadrante 2 de Carabineros, quienes al llegar al sitio, corroboraron lo manifestado por el testigo.
De inmediato los efectivos intentaron contener al animal, sin embargo, ante el riesgo de que huyera hacia la población o los atacara, se solicitaron mayor presencia policial al lugar. El mayor Hernán Benavides, de la 1ª Comisaría de Punta Arenas indicó: “El procedimiento que se adoptó fue poco usual, los carabineros solicitaron la presencia de SAG al lugar, y al no contar ellos con el equipamiento a esa hora, se procedió a dirigir al animal con los carros policiales para que subiera al sector rural alto de la ciudad, en ningún momento se vio amenazada la integridad de la población o de los funcionarios, y no fue necesario en ningún minutos usar el armamento de servicio, pese a que la ley faculta a la institución al uso del fuego en caso de que la vida de las personas dependiera ello”, explicó Benavides.
Por su parte, el veterinario Nicolás Soto, encargado regional de recursos naturales del SAG afirmó que “cuando nos hicimos presente no vimos a ningún animal, sin embargo, Carabineros nos ratificó la denuncia, ya que funcionarios sí habrían tenido contacto visual con el, y que había sido conducido hacia el sector alto de Punta Arenas”.
En cuanto a la presencia del animal en la urbanidad, Soto asegura que “es relativamente normal que en esta época del año, producto de la nieve y que las mismas presas desciendan a tierras más secas, por lo que el felino baja en búsqueda de ellas, pero en muy escasas ocasiones ocurre esto, una o dos veces al año, muchas veces particulares hacen las denuncias y nunca trascienden a la opinión pública. Es necesario aclarar que estos animales suelen tener un comportamiento tímido ante la presencia humana, por lo que las recomendaciones para la ciudadanía es que ante la presencia de este tipo de felino es mantenerse a distancia, darle el espacio necesario para que el animal no se sienta acorralado y no intentar encerrarlo, ya que eso gatillaría la reacción violenta de puma, el cual cuenta con las características necesarias para proferir importante daño a su víctima”.
Finalmente, el profesional del SAG asegura que estas conductas no son repetitivas ni debido a un cambio de habitos del animal, sino que obedece más a un error de orientación, y que no habría razones científicas para esperar que volviera a ocurrir este episodio, sin embargo, recalcó: “Este hecho ocurrió a 200 metros desde donde comienza el sector rural, hábitat del animal, por lo que no es posible descartar su presencia del todo”, puntualizó.