
Los enroques del gabinete se producen con la salida de Joaquín Lavín de Educación, quien asume en Planificación, reemplazando a Felipe Kast. A cambio de Lavín llega a esa cartera Felipe Bulnes, hasta ayer ministro de Justicia. Laurence Golborne deja de ser biministro y asume en el ministerio de Obras Públicas, cambiándose con Hernán de Solminihac en Minería.
Con esto, quienes salieron definitivamente del equipo ministerial fueron Ena von Baer, Felipe Kast y Juan Andrés Fontaine. Si bien se esperaba la renuncia de la vocera, la desvinculación de Kast sorprende en momentos en que llevaba una agenda enfocada a establecer el ministerio de Desarrollo Social. Su reemplazo por Joaquín Lavín se puede interpretar con la intención de no seguir sacrificando el capital político del ex candidato presidencial y darle, en cambio, una cartera donde pueda vincularse con la erradicación de la pobreza y los beneficios sociales del Estado.
Si bien se especulaba que los ministros de Interior, Rodrigo Hinzpeter, y de la Secretaría General de Gobierno, Cristián Larroulet, podían dejar La Moneda, la decisión de Piñera de mantenerlos en el cargo responde, entre otras razones, a no realizar mayores cambios en el comité político sino que reforzarlo con la experiencia en Chadwick en la Segegob. Asimismo, el nombramiento de Pablo Longueira en un ministerio sectorial buscaría no restarle poder a Hinzpeter.
La llegada de Pablo Longueira al gabinete no sólo es un guiño a la UDI, al instalar uno de sus hombres fuertes en La Moneda, sino que también le permite el Presidente neutralizar la seguidilla de críticas a su conducción que hasta ahora había esbozado públicamente el senador y, al mismo tiempo, contar con su experiencia política y capacidad de análisis.
En dos ocasiones anteriores el parlamentario gremialista estuvo a punto de integrarse al equipo del Ejecutivo. Su nombre sonaba fuerte para reemplazar a la renunciada ministra de Vivienda y también hizo intentos de asumir en Transportes luego de la salida de Felipe Morandé, aspiraciones que hoy finalmente se concretan.
De hecho, a los pocos minutos de asumir como ministro, Longueira señaló que lo hacía porque con esto se dejaban atrás rencillas del pasado (con el mismo Piñera) y porque considera que este ajuste hace eco de las solicitudes de la UDI y RN, aunque aclaró que su rol no se limitará a la cartera de Economía sino que buscará mejorar las relaciones políticas del Gobierno.
El ajuste ministerial se produce en momentos en que las encuestas otorgan el apoyo ciudadano más bajo de la historia, con un 31%, al Presidente Sebastián Piñera, y un nivel de rechazo que alcanza el 60%, lo que motivó la presión de personeros de la Coalición por el Cambio para realizarlo. A esto se suman las masivas manifestaciones ciudadanas que ha debido enfrentar esta administración, principalmente las del movimiento estudiantil y las medioambientales.
Y precisamente fueron estos fenómenos los que reconoció el Presidente Sebastián Piñera como uno de los impulsores de este ajuste en su equipo de trabajo. “Hoy asistimos a una época de cambios que afecta al mundo entero (…) Nuestras instituciones, nuestros liderazgos están siendo puestos a prueba por una ciudadanía que está más empoderada y que exige mayores niveles de participación e igualdad”, afirmó el Mandatario en el discurso con el que selló el cambio de gabinete.
El Jefe de Estado indicó además que el Gobierno debe hacerse cargo de las nuevas preocupaciones de la ciudadanía, como la educación, el medio ambiente y “construir una sociedad más justa que no tolere tantos abusos, que reduzca las desigualdades”.