
En el juicio oral, el fiscal Fernando Dobson Soto, indicó que el acusado, por ser amigo de la familia, se encontraba en el domicilio de la víctima, con retardo mental, ocasión que ocupó para exhibirle sus genitales al joven y efectuarle tocaciones de clara significación sexual, las que se detuvieron sólo cuando fue sorprendido por familiares del afectado.
El otro delito por el que fue condenado ocurrió el 2006 y hasta agosto del 2007, cuando la niña, nacida el 1999, visitaba junto a su familia un domicilio donde se encontraba el acusado, quien aprovechando la confianza que le tenían, la trasladó a uno de los dormitorios y abusó sexualmente de ella, señalándole que no contara nada a su mamá o le iba a pegar. Asimismo, con el fin de procurar su excitación sexual, hacía que la menor presenciara como su perro raza Basset Haund le lamía sus partes íntimas.
En este escenario, los jueces indican en la sentencia que adquirieron convicción de condena por los delitos de abuso sexual propio y agravado en contra del menor con retardo; y de abuso sexual propio y abuso sexual impropio en perjuicio de la menor. Las pruebas que se presentaron destruyeron la presunción de inocencia, “con prueba apta, idónea, sólida, consistente al efecto por lo que no volveremos sobre ello so pena de ser redundantes”.
Abogado defensor
Guillermo Ibacache, anunció que recurrirá a la Corte Suprema con un recurso de nulidad.
Mientras que la coordinadora del Centro de Atención Integral a Víctimas de Delitos Violentos, Claudia Saiter, manifestó su conformidad con la condena de 10 años por el perjuicio que el acusado provocó a las víctimas.