Hace 20 años mató a su padre y ahora pide una oportunidad

General
21/07/2011 a las 18:47
“Con la sociedad sí, ante Dios no”, respondió al consultarle si considera que pagó el delito cometido.
Juan Carlos Candia González lleva casi la mitad de su vida preso, por asesinar fríamente a su padre (aunque en rigor era su padrastro), durante la madrugada del 5 de junio de 1991. Un delito que cometió con la rebeldía propia de un joven veinteañero y que ahora, con el paso de los años, carga como una cruz.
La desesperación del encierro, entre fríos barrotes, y la soledad de no tener cercanos que lo vayan a ver en días de visita, lo llevaron a solicitar, a través de Gendarmería, un contacto oficial con los medios de prensa. Los que llegaron a la cárcel, entre ellos Diario El Pingüino, fueron receptivos con su mensaje. Por una parte emitió sabios consejos a los jóvenes, que por nada delinquen, y por otro lado lanzó un llamado de auxilio a quienes tengan la posibilidad de tenderle una mano. Como ya pasó veinte años encarcelado, quiere que lo dejen cumplir lo que le queda de pena en un régimen alternativo al encierro. Porque, según señala, la lección ya la aprendió.
Candia
Por el homicidio de su padre, Candia fue sentenciado a 20 años de cárcel, pero tiene otra condena de cinco años por giro de cheques (con el antiguo sistema procesal) y otra de 540 días por hurto de vehículo. Delitos que cometió en su adolescencia. Por eso remarca que “los muchachos jóvenes, que lo piensen bien antes de meterse en líos”.
Si bien acepta que un crimen es un delito grave, afirma que ante la sociedad pagó, y que ahora “estoy viejo y reventado”. Por lo mismo, muchas veces pidió la libertad condicional pero hasta el momento no ha tenido suerte.
A esto apunta la oportunidad que, a sus 49 años de edad, manifiesta públicamente. En tal sentido agradeció el apoyo incondicional, y por voluntad propia, de dos personas que han estado a su lado: el abogado Jorge Mihovilovic Bradasic y el destacado “hombre tuerca” Alejandro “Rancho” Pérez.
Reflexiona sobre ser joven, “porque en ese tiempo uno se cree dueño del mundo y piensa que todo es Bilz y Pap. He pasado la mitad de mi vida preso y la juventud que veo llegar ahora (a la cárcel) no piensa en los padres”.
Por eso, “a los jóvenes les digo que piensen más de diez veces antes de caer preso o hacerse el malo con los padres, además que los jóvenes han cambiado totalmente. Yo lo estoy pagando en vida y con los años que llevo no es bueno estar preso”.
Ante la consulta de si considera que ha pagado el delito que cometió, la respuesta fue: “Con la sociedad sí, ante Dios no”.
Con el medio centenar de años a cuestas y achaques de salud, lo único que espera, como magallánico, es pasar lo que le resta de vida tranquilo, desabollando y pintando, su oficio de siempre.
¿Arrepentido?
“Claro que sí, porque nadie tiene derecho de matar a otro ser humano”, responde Juan Carlos Candia. Su padrastro, a quien le quitó la vida, era una persona muy recta con él. Enapino, con apenas unos días en la casa, recuerda que cuando le tocaba la “bajada”, solía golpearlo mucho con una goma. Acumuló tanta ira que cuando su madre enfermó y le tocó quedarse al cuidado de él, la situación fue insostenible y “explotó”, al punto de quitarle la vida, según su propia versión.

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