Los testimonios que reconstruyen peor crisis climática de Magallanes

General
04/08/2011 a las 07:00
Esta semana se cumplen 16 años de la tragedia del terremoto blanco. He aquí los testimonios de la época, que dan cuenta de la gravedad que debieron afrontar los habitantes de Magallanes, la región peor azotada por el fenómeno.
Estas crisis climáticas poseen un comportamiento cíclico, donde se han registrado similares características en 1937 y 1958, sin embargo, son considerados no tan catastróficos como el de 1995. Esta semana se cumplen 16 años de la tragedia del terremoto blanco. He aquí los testimonios de la época, que dan cuenta de la gravedad que debieron afrontar los habitantes de Magallanes, la región peor azotada por el fenómeno.
Estas crisis climáticas poseen un comportamiento cíclico, donde se han registrado similares características en 1937 y 1958, sin embargo, son considerados no tan catastróficos como el de 1995.
En su momento, el puntarenense Fernando Calcutta fue el corresponsal de Canal 13 que registró todas las consecuencias de este suceso meteorológico. Recuerda que “las imágenes eran impactantes y hasta bonitas a veces” refiriéndose a los estragos de la naturaleza.
“Para mí partió el 11 de agosto de ese año. Hicimos un sobrevuelo con un helicóptero de carabineros, en Cabeza del Mar vimos que toda la orilla del mar estaba congelada, era hielo”, dice el audiovisualista, como un aviso de lo que se venía. Calcutta, que vive frente al mar, se despertó el día 12 de agosto “a las 5 de la mañana con golpes, (eran) embarcaciones pegando contra la casa. Fui a buscar todo mi equipamiento y me puse a grabar. Podía ver cuatro embarcaciones contra la costa en 21 de Mayo. En el sector del muelle de la chipera, el buque Nayadic empezó a golpear contra el muelle y este se despedazó completo”.
El realizador, armó posteriormente un documental, donde registró los testimonios de las autoridades de la época. El intendente regional en ese momento, Ricardo Salles, recordaba: “se conjugaron varias cosas. Uno, que la caída de nieve fue bastante grande para las zonas rurales, y dos, se sumó un viento del sureste que es poco común en esa época, pero cuando vino, vino fuerte”.
El presidente de Asogama de aquel entonces, Mario Vega, explicaba en dicho documento que con las bajas temperaturas que venían desde mayo, se helaron los pastizales. “Los animales empezaron a disminuir de peso” además, “el viento vino de una dirección que era inusual, lo que produjo voladeros de nieve, causando esta matanza que fue verdaderamente grande”.
De hecho, sólo para el 16 de ese mes ya habían 176 mil ovinos perdidos y 800 mil ovinos en situación crítica, lo que significó, para la asociación de ganaderos, $ 50 millones en pérdidas.
El ex presidente de la asociación, explicaba que ”la causa más importante de la mortandad, fue que los animales (empujados por la ventolera de nieve) caminaban tratando de buscar algún tipo de refugio y llegaban a los esquineros, donde no podían seguir avanzando y empezaban a atocharse unos con otros, y la nieve los iba tapando”.
Calcutta añade que los animales “duraron muchos días vivos bajo la nieve. Cuando los empezaron a sacar, la mayoría estaban vivos” pero moribundos, tal como testimonian sus imágenes. “Cuando los faenaron encontraron lana en el estómago, se empezaron a comer entre ellos”, detalla para graficar lo dramático del momento.
Y Carmen Godoi, desde Villa O’Higgins, en la comuna de San Gregorio, cuenta que su esposo trabajaba para la Cooperativa Ganadera O’Higgins, “deben haber hecho cuatro viajes al día donde traían camionadas de animales muertos, después hicieron una fosa grande donde había gente para ‘cuerear’ a esos animales y el resto (del cadáver) lo incineraban”.
“Me acuerdo de la familia Santana que quedó con la nieve hasta el techo, cuando se levantaron y abrieron la puerta se encontraron con una muralla de nieve”, narra desde su localidad, donde profesores de la escuela G-30 junto a sus alumnos, tuvieron que abrir un túnel para poder continuar las clases.
La sensación térmica había llegado a -14ºC, además, el viento producía un congelamiento total. Y dos buses, con 71 pasajeros, habían quedado atrapados en la ruta de Puerto Natales a Punta Arenas. La caravana, que incluía otros cinco vehículos, avanzaba lentamente hacia Morro Chico.
Los diarios daban cuenta de la odisea del subteniente de dotación de la Quinta División de Ejército, Luis Miranda Yáñez, que viajaba a bordo de uno de los buses atrapados. Desafiando las condiciones caminó 12 kilómetros desde el lugar hasta el retén de Morro Chico, donde se comunicó con sus superiores para pedir ayuda. Volvió más tarde con el carabinero Francisco Valdebenito para atender las emergencias.
Jackelin Soto, que viajaba para dializarse en la capital regional, fue rescatada por un helicóptero de carabineros. “La experiencia fue horrible. Como 50 horas sin comer nada. Estábamos todos muertos de hambre”, manifestaba extenuada al descender.

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