La Unidad de Tratamientos Intensivos Pediátrica del Hospital Clínico de Magallanes está llamada a convertirse en un centro de derivación de pacientes infantiles, provenientes de otras comunas y regiones del país. Incluso las autoridades piensan en localidades de la Patagonia Argentina. La jefa del Servicio de Pediatría, doctora Patricia Amarales, está orgullosa de las nuevas instalaciones. Porque a diferencia de lo que tenían en el hospital de calle Angamos, una unidad que creció dentro de otra, con otros fines y destino, y que igual ayudó a salvar la vida de muchos niños, “la actual se diseñó pensando en una UTI, donde privilegiamos el aislamiento, y es así que cada unidad es separada de otra, con monitores en línea y un sistema de columnas muy moderno”, explicó.
Lo que sí en la Unidad de Tratamiento Intensivo no están dadas las condiciones de alojamiento para la madre o el padre que quiera pasar la noche junto al bebé. Pero como el hospital tiene una baja gravedad, y los niños no son pacientes tan críticos, la doctora Amarales dijo que “en algunos casos los padres se pueden quedar y para ellos tenemos disponibles un sistema de sillones”.
Actualmente el personal es el mismo, cumplen con los estándares nacionales de lo que se requiere para una unidad tan compleja como ésta, “así que podemos decir que estamos muy bien”, remarcó. Los médicos que la acompañan en el equipo son los pediatras Germán Sepúlveda y Fernando Bracho.