
“Esta ventana de oportunidad expirará al concluir el Eid el Fitr (las fiestas del fin del Ramadán). A partir del sábado, si no hay una salida pacífica a la vista, nos impondremos militarmente”, aseguró Abdul Jalil a la prensa en Benghazi, la “capital” de la insurgencia.
“Privilegiamos todas las iniciativas que permitan llegar a una salida pacífica, aunque todo puede acabar con operaciones militares”, expresó Abdul Jalin, quien externó su profundo deseo de no recurrir a la fuerza.
Este ultimátum se refiere concretamente a la ciudad de Sirte, a 360 kilómetros al este de Trípoli; a Bani Walid, en el sudeste de la capital, y a toda la región del sur del país.
Desde hace varios meses, el CNT ha informado regularmente sobre las negociaciones entre los rebeldes y los jefes tribales para que les sea permitido el ingreso pacífico en la región natal de Gaddafi.
La avanzada de los rebeldes se encuentra a 20 kilómetros al este de la ciudad y están listos para la movilización según se ha informado a los medios.
OTAN
Por su parte, la OTAN afirmó que continuará su misión en Libia ante la amenaza que representa un eventual contraataque de las fuerzas leales al coronel y dictador por 42 años, Muammar Gaddafi.
La portavoz de la alianza atlántica, Oana Lungescu, indicó que “es aún necesaria (la misión) para proteger a los civiles”, añadiendo que la campaña continuará “según el mandato de la ONU, mientras sea necesaria”.