
“Además, este año batimos un nuevo récord. Porque hace unas semanas llegó un muchacho de 23 años con un infarto que comprometió un sector importante de su corazón”. Aguilar dijo que era un paciente obeso mórbido, con antecedentes familiares por infarto y presentó un tapón agudo en una arteria coronaria.
El facultativo complementa este preocupante tema, señalando que al año llegan al hospital público de Punta Arenas unas 80 personas con infartos, sin contar los pacientes que se atienden en la Clínica Magallanes y el Hospital de las Fuerzas Armadas Cirujano Guzmán. “Es una cifra muy alta”, reconoce el cardiólogo.
Cuando la gente llega al centro asistencial con un infarto es porque ya se tapó la arteria. Pero hay un gran número de personas que se podrían salvar si consultan al médico, o mantienen un sistema más saludable de vida. Y hay otro porcentaje importante de gente que, lamentablemente, su primer síntoma es la muerte brusca. “No pasan por nuestra Unidad de Cuidados Intensivos y no están dentro de este registro. Desgraciadamente hay muchas personas que no alcanzan a llegar al hospital”, indicó el doctor Aguilar, a quien también le resulta alarmante que este año han presentado este tipo de patologías mujeres en edad no habitual, alrededor de los 30 años.