
Patricio Torres comenzó su carrera en Gendarmería en San Antonio. Luego estuvo nueve años en Valparaíso y después ejerció seis años como instructor en la Escuela de Gendarmería. Por eso muchos de sus subalternos lo ubican y hablan muy bien de su forma de ser.
Posteriormente, lo destinaron a la Unidad de Servicios Especiales Penitenciarios, tres años. Ahora viene de ejercer durante cinco años en Santiago Uno, la primera cárcel concesionada, construida para una población penal de 2.568 imputados, “y ahora, cuando me vine, teníamos 3.750 personas”, comenta, donde terminó como alcaide. Ahí solamente tienen imputados y una vez que reciben las condenas salen a cumplirla a algún penal.
Administrativamente hoy asume el cargo de director regional, pero ya ha presentado algunos saludos protocolares, como al seremi de Justicia. La cárcel de Punta Arenas la conoció y la considera un centro de reclusión “modelo”.