El Calentamiento Global está generando un serio debate en torno a la escasez de agua. Según estudios de la UNESCO, 884 millones de personas alrededor del mundo no tienen acceso a agua potable. Casi 1,5 millones de niños mueren cada año a causa de enfermedades causadas por no acceder a agua potable. En el norte chileno, al igual que en muchas partes del país, la situación de de acceso está solucionada pero no la de suministro. A mediados de 2010 ya se pronosticaba un déficit cercano al 40% del agua proveniente de los deshielos que abastecen a las regiones de Atacama y Coquimbo. A ello se suma que las reservas hídricas para generación eléctrica, riego y consumo, presentaron una baja de 32% durante febrero –en comparación a igual mes de 2011-, evidenciando el estado deficitario de la actual condición hídrica nacional que este año se acrecentará afectando a la agricultura.
Estos porcentajes ponen en jaque a la generación eléctrica en dichas zonas y, sobre todo, a los más de US$50 mil millones destinados a proyectos mineros de aquí a 2020. Esta tendencia se debe a que la energía en el norte del país tiene altos costos y proviene –en gran parte- de fuentes como el diesel y carbón las cuales aumentan la huella de carbono.
Frente a los problemas de agua que existen en el mundo, las organizaciones están enfrentando serios problemas para cumplir con comportamientos más sostenibles. Por eso es fundamental generar estrategias para que las empresas transformen los riesgos en oportunidades mediante la promoción de enfoques de gestión del agua que satisfagan las necesidades de las empresas, las comunidades y el medio ambiente para así lograr una verdadera convivencia sustentable.