
“La llegada de Juan Pablo a Magallanes marcó fuertemente el trabajo de muchos de nosotros”, recuerda el locutor profesional Juan Miranda, quien junto al fallecido Daniel Ruiz, más Víctor Hugo Farfán, estaban desde los estudios de la Ibáñez dirigiendo la cadena regional de emisoras. Había puestos de transmisión desde el aeropuerto al estadio fiscal. Todo salió también que luego les llegó una carta de felicitación de la organización. “Este fue uno de los grandes hitos de la radio”, recuerda Miranda.
Por eso días el “Mensajero de la Vida”, interpretada por Los Huasos de Algarrobal, era la número uno en todas las emisoras y programas dedicados al viaje de Pontífice.
Llegada
Para los registros históricos, las 11,38 horas del 4 de abril de 1987, es el momento en que el Papa Juan Pablo II toca suelo magallánico. Otro dato importante es que la prensa de la época estimó en 40.000 las personas que lo esperaban en el trayecto al estadio, en los alrededores y al interior del mismo campo deportivo.
“En primer lugar, acción de gracias, porque esta tierra, que hace unos años pudo haber sido escenario de un conflicto sangriento entre naciones hermanas, ha sido testigo, por la gracia de Dios, de una paz fraterna y honrosa”, destacó Su Santidad en la homilía.
Ingratitud
Han transcurrido 25 años del viaje de Karol Wojtyla a Punta Arenas y la ingratitud hacia su persona y gestión ha sido muy grande. En todo este tiempo, ninguna autoridad ha sido capaz de proponer el financiamiento de un monumento que recuerde su milagrosa mediación.
“Recuerdo que climáticamente el día era propio de abril, parcialmente nublado, co0n algo de viento y a ratos con sol”, recuerda el periodista Víctor Low, otra de las personas que trabajó en la cadena regional de emisoras.
Previo a la llegada del Papa hubo un espectáculo artístico. Desde Argentina llegaron, entre otros, “Los 4 de Córdoba”. Además Low recuerda que el sillón Papal lo fabricó Antonio Deza y que se pensó en llevarlo al Vaticano.
“Para la transmisión radial me tocó estar en las afueras del gimnasio de Coordenap, junto a Fernando Ferrer y a un colega de otra radioemisora, sin embargo Roque Tomás Scarpa me pidió que intentara llegar a las cercanía del altar principal ya que él había quedado detrás de las rejas de la tribuna, cerca del altar, y estaba imposibilitado de avanzar para hacer notas. Usando una credencial logré acercarme y ello me permitió vivir muy de cerca el ingreso del Papa. No pude saludarlo en ese trayecto, porque varios corpulentos integrantes del equipo de seguridad del Vaticano lo impedían. Incluso recuerdo un antebrazo sobre mi cuello. Sólo conseguí apretar su mano derecha cuando el Papa se retiraba del estadio”.