
Esta fuente indicó que se trata del bombardeo más violento contra barrios de esta ciudad desde la instauración de una tregua apoyada por las Naciones Unidas, el jueves pasado y que reafirma el escepticismo de Occidente sobre la voluntad real del régimen de Damasco de detener la represión.
También estallaron violentos enfrentamientos ayer en la madrugada entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes en la provincia siria de Alepo (norte), agregó el OSDH.
Desde el 12 de abril, cuando entró en vigor el alto el fuego, al menos 32 personas han muerto, en su mayoría civiles que cayeron bajo el fuego de las fuerzas de seguridad, según la OSDH.
Sin embargo, este balance no es comparable al de los meses precedentes, cuando hubo decenas de muertos a diario como consecuencia de la represión de la revuelta sin precedentes contra el régimen del presidente Bashar Assad.
Aunque la intensidad de los combates ha disminuido, el ejército todavía no ha retirado a sus tanques de las ciudades, como prevé el plan del emisario internacional Kofi Annan.
“Desde el inicio de la aplicación del plan (Annan), no ha habido ningún cambio en el nivel del despliegue de seguridad y militar. Las barricadas y los carros siguen ahí”, denunció Rahman.
El hecho de que se siga con las hostilidades hace más peligrosa la misión de los 30 observadores militares no armados enviados por el Consejo de Seguridad de la ONU a Siria para supervisar el cumplimiento del alto el fuego, según la resolución 2042, aprobada por unanimidad por el Consejo el sábado. “Este repunte de la violencia pone en duda seriamente la voluntad del régimen” de respetar el alto el fuego, comentó el sábado la embajadora estadounidense en la ONU, Susan Rice.
“La violencia ha disminuido, pero los ataques sufridos por la población civil en Homs confirman las dudas que podamos tener sobre la realidad del compromiso del régimen”, insistió su homólogo francés, Gérard Araud.
La resolución llama al Gobierno sirio a permitir el acceso de las organizaciones humanitarias al país y a “implementar visiblemente” todos los compromisos adquiridos en el marco del plan de paz del enviado especial Kofi Annan.
El documento también pide “a todas las partes que garanticen la seguridad de los observadores sin limitar su libertad de movimiento y acceso, haciendo hincapié en que la principal responsabilidad recae en las autoridades sirias”.