
El joven de 17 años, llegó desde Puente Alto para realizar el servicio militar voluntario. Sólo dos días después de haber ingresado, aseguró haber sido víctima de una agresión a manos de tres cabos. Aduce como razón el enojo por ruidos que habría producido uno de sus compañeros. Si bien, acusa golpes por parte de los tres, asegura que uno lo violentó sexualmente.
Ayer, la madre se trasladó hasta el cuartel de la PDI en Punta Arenas cerca de las 18 horas. Acompañada de su marido, señaló a Diario El Pingüino, que su hijo permanece aislado, con vigilancia de detectives.
Agregó que en los próximos días espera retornar al norte junto a su hijo, “porque no lo puedo dejar solo aquí”.
Daño irreparable
La madre del menor sólo pide que se haga justicia. Sin embargo, reconoce un daño irreparable para su hijo y su familia. “Los responsables tienen que pagar, porque al Ejército le entregué un niño sano. Los desgraciados que hicieron esto, que paguen. Esto no puede quedar impune y no puede pasarle nunca a nadie más”.
Por su parte, el padre del menor, quien también fue entrevistado por la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI, indicó que lo único que quiere es que a su hijo lo den de baja para poder llevarlo de regreso a su hogar.